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A mayor frío, más me arrimo

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Las relaciones sexuales no se encuentran determinadas de manera específica, dependiendo de las estaciones del año, los lapsos o las fechas, pues son disfrutadas de acuerdo al momento presentado. Si bien muchas personas pueden llegar a planificar sus instantes coitales, la espontaneidad con la que se desarrolla la sexualidad en la mayoría de las ocasiones también resulta innegable.

Por ello, pese a lluvias, etapas calurosas o incluso el frío, un rapidito o una larga y tendida experiencia sexual siempre se observan como una posibilidad. No obstante, el clima más fresco puede reducir en cierta medida la libido de la pareja o al menos una de las partes, convirtiendo los encuentros en situaciones más esporádicas.

Ante esto, la psicóloga española y especialista en sexología, Emma Placer, comentó para el medio español “La Voz de Galicia” que si bien durante las temporadas más frías se aumenta el contacto corporal de una pareja, la piel es mucho menos sensible en invierno y no se vivirán pasiones sexuales desenfrenadas precisamente durante esos tiempos.

Al respecto, se agrega que una menor producción de serotonina caracteriza a los meses más fríos, dando así paso a la apatía, por lo cual puede llegar a disminuir el apetito sexual. En contrapartida, al volver los meses más luminosos, los niveles de la hormona mencionada se disparan, aumentando las ganas de relacionarse sexualmente porque de nuevo se despierta esa libido que estaba adormecida.

De este modo, la situación debe ser aprovechada por la pareja a la hora de compartir un momento sexual determinado, brindándose así la posibilidad de reinsertar una diversidad de innovaciones, así como también un disfrute diferente en medio del sexo. La temperatura no debe ser impedimento suficiente para que no te arrimes más a tu compañero/a, de acuerdo a la página Women’s Health.

EL PERRITO CALIENTE
La única variante de la posición habitual es que quien se encuentre debajo deberá extenderse por completo, elevando sólo de una manera ligera sus caderas para dar espacio a la penetración.

Como estarán casi acostados de esa manera, la persona que se encuentre arriba podrá taparse de manera ligera con alguna manta, ampliando el calor corporal, para luego cubrirse poco a poco con su propio sudor.

EL LOTO ENVUELTO
Siendo una postura muy íntima, por lo que engloba su realización, la pareja podría sentir cómo incrementa cada vez más la sensación térmica de la habitación, mientras se envuelven entre el placer compartido y los jadeos satisfechos.

Una de las partes debe sentarse en el regazo de su pareja, quien envolverá ligeramente con una manta su espalda para hacer mucho más profundo el encuentro, sin posibilidad de que el momento se enfríe por un solo instante.

LA CUCHARA ACURRUCADA
Acostada y de espalda a su pareja, una persona brindará la apertura suficiente para que su compañero/a comience una penetración ligera. Aparte de esto, la satisfacción puede llegar a multiplicarse si se le suma la masturbación en el repertorio.

Más allá de generar mayor calor corporal, la postura permite una unión diferente durante el encuentro sexual, posibilitando sensaciones que pueden ir subiendo cada vez más de temperatura.