España viajó a la Luna por segunda vez en su historia. La selección conquistó su segundo oro mundial tras domar con autoridad a Argentina en la final (75-95). Los de Scariolo alcanzaron en China la 19ª medalla de su baloncesto masculino, la 13ª en lo que va de siglo, cuando la irrupción de los Júniors de Oro cambió para siempre la dimensión de su enciclopedia.
Desde el oro en Japón 2006, el equipo solo ha faltado dos veces al podio en los grandes torneos: en los Mundiales de 2010 y 2014. En este tiempo: cinco oros, tres platas y tres bronces, para un total de 11 medallas en 13 campeonatos. Una secuencia memorable que en el torneo de la resistencia encontró una escapatoria gloriosa para esquivar todos los destinos pesimistas. Cuando los expertos, e incluso la lógica, anunciaban el repliegue. La resiliencia y la ambición protagonizaron un conmovedor rebrote de prosperidad que acabó bañado en oro, según el portal El País de España
Triunfó una España quijotesca capaz de creerse su delirio hasta convertirlo en oro. Un equipo con valor y valores, aventurero, concreto y gremial. Un grupo comprometido capaz de mantener el traje de Superman rellenándolo con 12 supermanes. Un bloque apasionante, con el espíritu de los Júniors de Oro y de los héroes de las ventanas, con el espíritu de siempre. Una España forjada en la agonía que acabó convertida en vendaval.
Se medían dos ejemplos de carácter, fortaleza defensiva y optimización de recursos. Y de todos ellos fue tirando Scariolo. Con el refuerzo de Pau Ribas, Claver y Willy, España armó otro estirón antes del final de cuarto y recuperó gran parte de la renta y de las sensaciones iniciales. Sin llegar a cuajar, la primera embestida había servido a la selección para delimitar el territorio de la confianza y para comenzar a manejar las sístoles y diástoles del juego.
A España le hervía la sangre, a Argentina no le alcanzó el corazón. El ganador podía estar orgulloso, el perdedor podía estar tranquilo. Cuenta la leyenda que la muralla china es la única construcción humana que puede verse desde la Luna. Allí viajó para comprobarlo por segunda vez en su historia la España más inesperada y conmovedora. Una España con un orgullo de oro.
A pesar de la derrota, Argentina completó una destacada labor en el Mundial, en el cual dejó en el camino a potencias como Serbia y Francia para alcanzar sorpresivamente la final y a la vez obtener la clasificación a los próximos Juegos Olímpicos. El veterano ala-pivot Luis Scola, único integrante del equipo argentino actual que ganó la medalla de plata en el Mundial de 2002 y el oro en los Juegos Olímpicos de 2004, llegó a 41 partidos en copas del mundo de baloncesto e igualó la marca del brasileño Bira.
Argentina, que sólo obtuvo el campeonato del mundo en la competencia disputada en su país en 1950, repitió el subcampeonato obtenido en 2002 en Grecia.