El 25 de mayo se recuerda la independencia de Jordania, que en 1946 -hace 76 años- se liberaba del dominio británico. Oficialmente Reino Hachemita de Jordania, es un país conocido por su patrimonio mundial, su paisaje desértico y su pueblo afable y hospitalario que recibe a visitantes de todo el mundo y a cientos de refugiados.
Ubicada en la península arábiga, Jordania es una nación pacífica en una zona marcada por los conflictos armados, cualidad que junto a su rica historia y su ferviente fe, la convierte en un destino muy interesante para los turistas.
Cuenta con una población de aproximadamente 10 millones de habitantes, más del 98% de origen árabe, por lo que su idioma oficial es el árabe, y más del 90% es de religión islámica. Amán, es su capital y ciudad más poblada además de centro comercial, industrial y administrativo. Palestinos, iraquíes y sirios son algunas de las comunidades que actualmente forman parte de la población jordana.
A lo largo de los años, por el territorio de Jordania han pasado diferentes pueblos y etnias como los hititas, egipcios, persas, griegos, romanos y turcos, grupos que han dejado su legado los cuales pueden ser percibidos hasta la actualidad en la cultura de los jordanos y en los diferentes rincones del país.
Jordania ostenta varios sitios que forman parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad. La antigua ciudad nabatea de Petra, situada entre el Mar Rojo y el Mar Muerto, es uno de ellos y es considerada la atracción más apreciada del país; para recorrerla y apreciar todo sus monumentos son necesarios al menos dos días. El palacio Quseir Amra, el sitio arqueológico Um er-Rasas y la Zona Protegida del Uadi Rum, son otros sitios significativos del reino.
Aunque se trata de un país más que nada desértico, también posee biomas de bosque mediterráneo y praderas de gran belleza en el oeste. Cuenta con seis reservas naturales: la Reserva de la Biosfera de Dana, el Wadi Mujib, la Reserva Forestal de Ajlun, la Reserva Forestal de Dibeen, el humedal de Azraq y la Reserva de Shaumari. Las principales actividades que los visitantes realizan en estos lugares son ciclismo, senderismo y paseos en camello o en caballo.
La mejor época del año para visitar este fantástico país y disfrutar de todo su encanto va desde mediados de marzo hasta finales de abril, puesto que no hace demasiado calor, ya no llueve y se puede avizorar diferentes tipos de flores que dan color a los paisajes; o bien, a partir de finales de septiembre a mediados de octubre, teniendo en cuenta el clima seco pero no demasiado caluroso.
Pero Jordania no solo posee monumentos de la antigüedad y paisajes para deleitar a sus visitantes, también tiene patrimonios inmateriales de gran valor para su población como el “As-Samer”, una expresión artística constituida esencialmente por danzas y cantos que se interpreta en sus celebraciones. Asimismo, los bedu, comunidades nómadas y sedentarias que viven en la parte meridional de Jordania hasta la actualidad, y la caligrafía árabe y el cultivo y explotación de la palma datilera, que comparten con otros países árabes.
Sin dudas, Jordania es un país de gran riqueza, tanto material como inmaterial que debe ser conocido por todo aquel que ame viajar, aprender y conocer otras culturas, otra forma de vivir.