POR: BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
SUPERADOS POR EL CRIMEN ORGANIZADO
La violencia en forma de asaltos, de robos, vuelve a ser un clásico en el Paraguay, en donde ya estamos ubicados cuartos a nivel de la criminalidad global según varios reportes internacionales que se dieron a conocer a través del Banco Mundial.
Paraguay no está bien en esto desde hace mucho tiempo y, además, los pocos que son detenidos terminan haciendo actividades sociales a plena luz del día en las penitenciarías donde se encuentran o realizan desde allí toda una clase magistral de cómo seguir delinquiendo.
Tenemos problemas con la corrupción policial, problemas con la corrupción en la Fiscalía, graves deficiencias en el sistema de sanciones por parte de jueces y, posteriormente, en las penitenciarías. Todo muy mal si miramos el completo cuadro de situación en la que se encuentra el Paraguay y que, con el asalto a la empresa bancaria de Itaú en Katueté, vuelve a demostrarse que estamos “a lo que Dios es grande” y que el aumento de cantidad de policías, que todos se ufanan en este gobierno —5.000 nuevos el año pasado y otros 5.000 más este año, para agregarse otros iguales el próximo—, realmente no ha tenido un impacto en evitar que estos hechos acontezcan. Algunos lo dicen ya con una especie de resignación.
¿Es normal en el Paraguay, antes de las elecciones o antes de fin de año, que se produzcan estos asaltos? Ya hemos normalizado algo que claramente es anormal y que requiere una respuesta mucho más a fondo que simplemente denominar al PCC o al Comando Vermelho desde el Brasil, que opera en el Paraguay, como organizaciones terroristas. Eso no resuelve el problema real.
NO SIRVEN LOS PARCHES DEL MICROCENTRO
La venta de propiedades de la Municipalidad en la franja costera es una alternativa que tienen para enjuagar el acumulado de deudas que ha dejado la administración anterior y que continúa con la actual en la capital paraguaya. En realidad, lo que tendrían que hacer es justamente lo que es más doloroso: cortarse la propia carne y reducir a la mitad la cantidad de empleados del municipio. Claro, esto tendrá un alto impacto electoral que nadie pretende asumir, y menos desde un partido que ha hecho del clientelismo y el prebendarismo la base electoral que lo sostiene.
Ciertamente, si se siguen evadiendo las responsabilidades y no haciendo lo que tendría que hacerse —cirugía mayor—, los asuncenos van a tener que seguir lamentando las condiciones de abandono y dejadez en las que se encuentra la capital paraguaya. No sirve de mucho presumir, como lo hace la primera dama, que están tratando de recuperar el microcentro asunceno si no se tienen las condiciones para sostener la tarea de hacer de la capital paraguaya un sitio habitable. Es tan malo vivir en Asunción que más de 300.000 asuncenos, en los últimos años, han decidido trasladarse a otras ciudades colindantes porque no encuentran las posibilidades de realización en ese hábitat que es el que debe transformarse con honestidad y con eficacia.
UN MUNDO AMENAZADO
El mundo no anda bien, y eso lo apreciamos y lo sabemos todos aquellos que vivimos de cerca las experiencias de las amenazas y de las confrontaciones. Donald Trump, en el intento de acercar al gigante asiático China a un punto de acuerdo en la guerra de las tarifas, terminó afirmando minutos antes que había ordenado que Estados Unidos se preparara para una confrontación nuclear.
Eso puso en miedo y en vilo a gran parte del mundo y dejó a un segundo plano algo que podría proyectarse como una muestra de estabilidad y de confianza de cara hacia el futuro.
Trump, que había llenado de elogios y de cumplidos a Putin, ahora afirma que debe prepararse Estados Unidos para una confrontación con ese país y, por eso, la orden que había hecho en las últimas horas. También estamos viendo uno de los más grandes portaaviones desde las costas del mar Adriático hacia las costas venezolanas.
Lo que algunos afirman es simplemente la antesala de una confrontación o una invasión a Venezuela. Todas estas cuestiones no ayudan mucho a un mundo que no encuentra un punto de certidumbre en medio de las confusiones que reinan en la actualidad. Los líderes políticos tienen que enviar mensajes tranquilizadores para que la gente crea que vivir aún vale la pena.
Periodista Senior