viernes, septiembre 19

3×3 (20-08-25)

POR BENAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO

EL CONGRESO DE LOS IMPRESENTABLES

Indudablemente, el Congreso paraguayo tiene características que, para algunos, demuestran la decadencia de nuestras instituciones democráticas. A lo largo de todo este periodo, cada vez que escogemos a diputados y senadores, escogemos a algunos peores aún que los que ya estuvieron.
O sea, nuestro Congreso no ha podido renovar las expectativas y las esperanzas de la gente en construir una democracia más sólida que realmente tenga a los mejores representantes sentados en las Cámaras de Diputados y Senadores. No solo que no pueden argumentar, no pueden justificar sus posiciones y se alinean en torno a un objetivo común cuando eso los convoca, sin nada que pudiera darle razón al mandante que los eligió del porqué ese diputado o ese senador toma dicha determinación.
Ayer sacaron a Miguel Prieto del municipio de Ciudad del Este, pero no debatieron los argumentos políticos que fueron, finalmente, los que llevaron a sumar 47 votos contra 30 y tres ausentes, que fue el resultado final de sacarlo de la Intendencia de Ciudad del Este. Sin embargo, no se argumentaron las razones de manera sólida.
El Congreso refleja bastante la decadencia paraguaya y, especialmente, la decadente democracia en la que vivimos. En las próximas elecciones habría que tener tanta o más atención al escoger a diputados y senadores como cuando colocamos nuestro voto por un presidente y un vice. Hemos dado muchos poderes en la Constituyente del 92 al Congreso, pero este no tiene noción de su trascendencia en la vida democrática.


LA EDUCACIÓN CADA VEZ PEOR

Los docentes hicieron un paro de un par de días, pero no hemos visto nada que realmente demuestre que sea favorable a mejorar las condiciones de la educación paraguaya en su conjunto. Muy por el contrario, la educación paraguaya se encuentra cada vez peor, ya que, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, un estudiante paraguayo, cuando termina la secundaria, solo estudió siete años de lo que aprendió un estudiante en algún país de desarrollo educativo normal en 12.
O sea, no estamos enseñando lo que se debiera, no estamos aprendiendo lo que requerimos. Además de todo eso, tenemos un montón de cortes de tareas y actividades escolares durante el año, huelgas, reclamaciones, reivindicaciones y un país que ha perdido la perspectiva del valor educativo. No estamos debatiendo el mejorar la educación.
Al contrario, solo estamos debatiendo en torno a cuán profundo aún podemos caer en el abismo educativo en el que estamos.


UNA JUSTICIA DEGRADADA

Las cuestiones que tienen que ver con el ámbito de la justicia siguen en falta en nuestro país. No solamente vemos en la mafia de los pagarés cómo se han complotado todos los actores de la justicia: los abogados, los jueces, los ujieres e incluso los fiscales. No vemos que haya una alternativa a los graves problemas jurídicos que tenemos en el Paraguay, y en donde la justicia, por más de que se ufane de haber incluido la tecnología en sus procedimientos cotidianos, sin embargo, está lejos de alcanzar el servicio hacia la gente. La impunidad campea en el Paraguay.

Siempre es mucho más fácil evadir el peso de la justicia que enfrentar su castigo. Las chicanas se multiplican. Ayer, de nuevo, el senador Erico Galeano no enfrentó el juicio oral por sus conexiones con el narcotráfico, porque, cuando tenía que darse el proceso, cambió de abogados que deben volver a enterarse acerca del procedimiento.
Toda una estrategia para hacer que el proceso continúe y que, finalmente, gane su libertad por haber pasado el tiempo en que tendría que haber recibido una condena. La justicia complicada con la injusticia, con la indecencia y con la impunidad.