martes, noviembre 18

3×3 (18/11/25)

POR: BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
AGUJEROS PRESUPUESTARIOS
El Presupuesto General de la Nación es la única ley que se renueva anualmente y en realidad en esa ley  de números y de espacios también se colocan varios de los ideales que tenemos como sociedad o al menos lo que nuestros administradores consideran como prioridad. Allí vemos si cuánta gente más se incluye en la nómina del funcionariado público, cuánto énfasis o inversión se hace en materia de educación y salud, en construcción de rutas que necesitamos 15 mil kilómetros más.
Por ejemplo, algunos de los casos en los que uno dice que en estas cuestiones debe estar la prioridad del Estado paraguayo cuando se trata de gastar o invertir aquello que se recauda. En el Paraguay todos los días aparece que la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios se ufana de que se ha recaudado más plata que el mismo periodo del año anterior, pero no vemos que esa cantidad de dinero repercuta en una mejor calidad de vida para la gente en todos los sentidos. No se gasta bien y el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo hablan de un cuantioso monto en términos de lo que ellos denominan con mucha cortesía hacia nosotros como «mal gasto público», que en realidad significa robo.
Eso significa sobrefacturar varias de las obras y contratos que hace el gobierno con empresas privadas, bienes y servicios, por ejemplo. El presupuesto alguna vez tiene que realmente llevarse adelante con un esquema de disciplina, de rigidez, pero fundamentalmente de honestidad para acabar con el mal gasto, o sea, el robo.
UN PAIS AISLADO Y SIN MOVILIDAD
Muchas de las obras en ejecución en el Paraguay en materia vial se han trancado en los últimos tiempos debido a la falta de pago. Incluso una de las obras emblemáticas de este gobierno, como el corredor bioceánico, se encuentra en dificultades. Y ni qué decir los caminos que llevan a la parte norte de nuestro país, en la zona del Alto Paraguay, que de manera frecuente y con algo de lluvia ya comienzan a ser completamente intransitables.
En esa región llovió 40 milímetros el fin de semana y muchos de los pobladores a los que suele recordar el monseñor Gabriel Escobar se encuentran de nuevo completamente aislados e imposibilitados de acercarse a alguna zona más poblada para recibir cualquier tipo de atención médica. Grave situación en la que se encuentran también muchos compatriotas en pleno siglo XX. Solemos escuchar en nuestra emisora varias quejas de caminos en la región oriental que se encuentran completamente inutilizados por falta de atención respectiva.
El Paraguay tiene mucho por hacer en materia de mantener una red vial que funcione para la gente. No digamos ya cuestiones alternativas de transporte en donde todavía el déficit es mayor. Vamos a terminar el año 2025 sin que la ley de transporte se ejecute y sin que hayan cambiado la situación para muchos en Asunción y en Gran Asunción.

LA CABEZA ESTÁ PODRIDA
La delincuencia es uno de nuestros grandes problemas en el Paraguay. Mientras nuestras autoridades son endilgadas de hechos de corrupción, el ministro del Interior y el comandante de la Policía Nacional, el mensaje que se envía hacia los delincuentes es que están luchando más bien por quien tenga el monopolio del robo, de la extorsión o del chantaje.

Necesitamos algo que se limpie profundamente en esa pestilente cloaca, en donde no tendría que haber ninguna duda que tanto fiscales, jueces, policías, militares están todos comprometidos en luchar contra el crimen organizado. Pero si no vemos que realmente la cabeza sea investigada por el tema de los sobres o por el incremento en sus ingresos, es poco lo que los de abajo puedan hacer más que imitar sus malos ejemplos. El país necesita enfrentar la delincuencia y el crimen organizado con ejemplos que realmente nos lleven a lo que en alguna parte alguna vez fue exitoso, programas de tolerancia cero, con los criminales y con los delincuentes.

Esto sería el mensaje adecuado, pero para eso hay que tener voluntad, compromiso y hay que querer llevar adelante un programa de este tipo. Si seguimos siendo prohijados por contrabandistas, ladrones y narcos, no podemos estar esperando que surja una sociedad mejor.