POR BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
EDUCACIÓN CADA VEZ PEOR
Los maestros del sector público están en huelga durante un par de días. Como si no tuviéramos una necesidad urgente de mejorar la calidad educativa, también surgen estos paros que van agravando aún más la muy pobre educación que tenemos.
Un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo afirma que 12 años de formación entre primaria y secundaria de un paraguayo solo equivalen a siete años de formación de un país desarrollado. O sea, se enseña y se aprende muy poco y eso nos pasa la factura a los paraguayos en todos los campos. Desde la cuestión electoral, cuando elegimos mal, desde las cuestiones que tenemos que tomar como decisiones apropiadas para nuestras vidas, nos pasa la factura en la salud y, por qué no, también en las expectativas de vivir en un mejor país.
Cuando no tenemos educación y cuando ella constituye un factor tan trascendental en los tiempos actuales, lo único que nos queda es trabajar duramente para recuperar nuestra memoria reconciliada con la educación. Cuando invertimos en ella y le dimos la trascendencia que debía, a los paraguayos nos fue bien. Es eso lo que debemos recuperar.
Mientras estemos en esto, en el que el ministerio no tiene una idea de cómo sacar al país del pantano, los sindicatos docentes solo buscan su conveniencia de carácter personal trabajando cada vez menos, pero queriendo cobrar cada vez más, no vamos a cambiar esta lógica perversa y la educación no nos liberará de la situación en la que estamos.
POBRE GESTIÓN PASA LA FACTURA
Las cuestiones referidas a la gestión son las que determinan la presencia de un ministro en el gabinete de un presidente. Todos hablan de que habría que remover a varios de ellos que no están a la altura de los niveles de gestión que se esperan en democracia.
Pero la gran pregunta es: ¿quiere el presidente realmente mejorar las condiciones? ¿Es realmente él el que gobierna? ¿O todo esto depende de los caprichos de un quincho que le fija la línea y le traza la travesía que debe desandar? El presidente Peña, en su evaluación personal, dice que él no tiene el tutelaje de nadie a nivel interno ni externo, y que lo que firmó con Estados Unidos no lo compromete de ninguna manera al país. Es simplemente una cuestión de buenas intenciones.
En la cuestión criticada y cuestionada de recibir asilados que buscan espacio en Estados Unidos en nuestro territorio y que tengamos que cargar con los costos que eso insume, en un país que, reitero, no puede dar eso mismo a sus conciudadanos que tienen que escaparse de la realidad nacional buscando oportunidades en Argentina, España e incluso Estados Unidos. Lo que no tenemos en términos de capacidad de gestionar es una idea de lo que significa un gobierno, y sin eso es irrelevante cambiar o mantener ministros.
UNA PAZ SIN CONCESIONES
La guerra entre Rusia y Ucrania tiene de nuevo una estación importante en las próximas horas con el encuentro en Washington entre Trump, el presidente Zelensky y los líderes europeos. La situación de Ucrania no es una cuestión particular. Afecta la seguridad de todo un continente que ve que, si no se logra parar a Rusia en este intento de invasión constante y permanente, los próximos no serán solo sus vecinos, sino que cargará contra toda Europa.
También hay preocupación con respecto a la circunstancia colocada por Rusia como cuestión sine qua non, que es que Ucrania no sea parte de la OTAN y que tenga la capacidad de ataques militares y nucleares muy cerca de sus fronteras. La gente pareciera olvidar que hay tres repúblicas bálticas fronterizas con Rusia que son parte de la OTAN desde hace varios años. O sea, no tiene que ver la cercanía con una cuestión de seguridad.
Es una cuestión de voluntad y de respetar las fronteras de los países. Los ucranianos ya han perdido Crimea y ahora perderán, dicen, gran parte del territorio conocido como el Donbass. Si esto no logra encontrarse una solución, es simplemente una antesala de conflictos cada vez más graves para todo el continente europeo y mundial.
Periodista Senior