POR: BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
TREGUA EN MEDIO ORIENTE
El esperado fin del conflicto entre Hamás, los palestinos, los gazatíes y los israelíes, después de dos años del ataque violento de terroristas de Hamás que mataron a 1.200 judíos en una de las agresiones más duras que recibió Israel en mucho tiempo, y la respuesta brutal y genocida de este país en contra de Palestina, con casi 70.000 muertos, ha dejado muchas interrogantes sin resolver. Se pone punto final, de momento; nunca se sabe en esa región cuándo acabarán la conflictividad y la violencia que ha marcado la historia de esas naciones.
De momento, hay también una cuestión de crédito a todos los países que estuvieron inmersos en la negociación: Turquía, Egipto, Catar y Estados Unidos, donde Donald Trump reivindica para sí todo el éxito, afirmando que por eso le tendrían que dar ya el Premio Nobel de la Paz, que busca muy afanosamente y que se va a dar a conocer en los próximos días por la Academia Sueca. Todas estas cuestiones están en el trasfondo de una situación que requiere un gran trabajo: la reconstrucción de todo el territorio de Gaza, que fue completamente devastado, destruido y que tendrá ahora un nuevo desafío para construir una vecindad que pueda vivir en términos pacíficos para todos los que se encuentran en la región.
PALMADITAS DE AGRADECIMIENTO
Los números macros del Paraguay no se compadecen con la vida de la gente. Esa es una cuestión que se viene repitiendo una y otra vez ante los indicadores de agencias calificadoras que demuestran que el grado de confianza en la economía paraguaya es bastante grande.
Se corresponde al hecho de que Paraguay, como presta dinero, devuelve en tiempo y en forma, y eso le hace alcanzar niveles de confianza de los acreedores. Pero la nueva calificadora que subió un punto al Paraguay vuelve a subrayar los aspectos negativos: el deterioro de la caja fiscal, la falta de justicia cuando se realizan hechos conflictivos que llegan a esos niveles, como también el desorden administrativo que tiene el Estado en su conjunto. Estas cuestiones, así como las de aplaudir, tendrían que ser razones suficientes para buscar que la economía se apalanque en un país donde exista equidad y justicia, y por sobre todo, oportunidades para los habitantes de esta república.
Que nos den unas palmaditas en el hombro porque prestamos dinero y devolvemos en tiempo y modo, pero nunca nos preguntamos a qué costo terminará pasándonos la factura, más temprano que tarde.
MEJORAR LA PRODUCCIÓN CAÑERA
La demanda que tienen los cañicultores en la región del Guairá es de antigua data.
Ahora están queriendo que Petropar habilite una nueva unidad de molienda para esos productos, por los que la empresa estatal paga más dinero que las empresas privadas. Creen que con eso van a seguir sosteniendo también una economía que viene ya en situación bastante conflictiva desde hace mucho tiempo. La productividad por hectárea de caña de azúcar en el Paraguay es baja, y eso tiene que elevarse solo con un trabajo, primero de investigación de los técnicos y después de la importación de semillas como las que tiene Brasil, de manera tal que el rinde por hectárea sea mayor y, consiguientemente, los ingresos para los campesinos que se dedican a este rubro también se incrementen.
El problema es que la economía no está respondiendo a las necesidades de la gente en el campo agrícola desde hace un buen tiempo. Y así como también los ganaderos se quejan de los intermediarios, en el caso de los cañeros dicen que hay una gran diferencia entre lo que pagan los ingenios azucareros privados y lo que paga Petropar. Esa fue la razón por la que hicieron sus reclamos y cerraron por varias horas la ruta número 2, a la altura de Troche.
Esto, ojalá, después del acuerdo logrado, sea realmente de proyección más larga que la que hemos tenido en los últimos tiempos en acuerdos de este tipo.
Periodista Senior