POR BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
EL LASTRE DE LOS CORRUPTOS
Es evidente que uno de los grandes temas que el Paraguay debería encontrar una salida, porque realmente se constituye en un lastre, es cómo tratar a nuestros corruptos. Mientras sigan siendo referenciales para muchos y se diga que esa es la única manera en que los tratos personales y comerciales, así como también los políticos, pueden ser llevados adelante, con eso no vamos a salir de la situación en la que nos encontramos desde hace bastante tiempo.
El hecho de que nos percibamos corruptos y nos perciban también como tales nos impide encontrar horizontes altos para cada uno de nosotros, para proyectar lo mejor de cada paraguayo. Si cada uno de nosotros cree que solamente el corrupto puede triunfar, la sensación que se instala en la mayoría de los connacionales es que no hay otra salida que alinearse con lo torcido, con lo avieso, con lo podrido. Y con esas condiciones, lo único que reproducimos es una mayor cantidad de pobreza, una cuestión también de inseguridad rampante como la que tenemos, y realmente lo que nos lleva es a una situación de subdesarrollo y de no crecimiento.
El corrupto es un lastre y como tal debe ser tratado.
TRATO DIGNO EN LAS CÁRCELES
Las cuestiones que tienen que ver con el trato en las penitenciarías en los últimos tiempos han tenido unos cambios, con movilización de reclusos desde Tacumbú a un penal de alta seguridad en Minga Guazú.
También se han abierto otras cárceles y ahora han removido a las mujeres que estaban por mucho tiempo en el local del Buen Pastor, ahí sobre la avenida Mariscal López. Dicen que ese local vale mucho dinero y que, de la comercialización que haga el Estado de ese sitio, podrían estar construyendo un penal para mujeres mucho más digno y adecuado a la posibilidad de reinsertarlas a la sociedad, porque ese es el propósito del paso de una persona por una penitenciaría. Al menos eso es lo que teóricamente tendría que ser.
En las condiciones en que están nuestros presos, más de 15.000 de ellos, hay muy pocas posibilidades de reinserción y, por el contrario, a pesar de los cambios que han realizado en la tarea administrativa de guardiacárceles y otros personales, sin embargo, constituye la corrupción el elemento dominante, como se ha podido comprobar en un reciente allanamiento a la celda de “Tío Rico” Ynsfrán, a quien un militar le había conminado a que entregara un teléfono celular y, al no hacerlo, terminó encontrando la muerte frente a la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción. Debemos recuperar los paraguayos el sentido del respeto a la dignidad humana en todos los campos, incluido en nuestras penitenciarías.
EL MUNDO COMO LEJANO
Muchas de las sanciones que se aplican desde afuera al Paraguay no han tenido un impacto serio sobre el comportamiento nuestro. Los sancionados han continuado como si nada, estableciendo aquel adagio que dice en una canción folclórica: nuestras costumbres no se parecen en nada a otra nación. Aquí no nos inmuta lo que digan desde afuera, porque en esta isla rodeada de tierra, como diría Roa Bastos, las cuestiones se hacen a nuestra manera, a nuestra forma de ser, y con todo eso nos sentimos muy orgullosos.
No nos importan las cuestiones que vengan desde afuera, porque desde adentro la manera en que premiamos y castigamos a los nuestros no tiene ninguna relación con el mundo al que decimos y queremos pertenecer. Mientras nuestro presidente se dedica a viajar y a promover las inversiones en el país que nunca llegan, las razones tendrían que ser respondidas desde el ángulo de decir por qué no llegan, qué es aquello que realmente hace que el Paraguay no sea el centro de atracción, primero para los propios paraguayos y posteriormente para los extranjeros. Hay más de 4.000 millones de dólares de paraguayos colocados en bancos extranjeros.
Si los paraguayos no creen que invertir en su país sea rentable y merezca la pena, es poco probable que los de afuera lo hagan, y más todavía cuando lo que piensen desde allá nos importa muy poco a los de acá.