POR BENJAMÍN FERNÁNDEZ BOGADO
UNA CORRUPTA IMPUNE
El escándalo protagonizado por la senadora y médica Noelia Cabrera es una mancha más en la historia del Legislativo, que busca proteger los beneficios y también los excesos de este cuerpo deliberante de la democracia paraguaya.
No ha sido suficiente el haberse expuesto de qué manera se utilizaban los recursos de manera dispendiosa. En el caso de los sobrinos de Noelia Cabrera, lo que importaba era que se salvara la mayor cantidad de legisladores que hacen lo mismo con los recursos de cada uno de nosotros.
No hubo ni por asomo un deseo de decir y de enviar un mensaje afirmando que esto es incorrecto, que no se deben utilizar los recursos públicos de esta manera, que es vergonzoso que se tenga que pagar a sobrinos que no hacen la tarea ni están preparados para ello unos 13 millones de guaraníes, que es una cifra importante para este país pobre que tiene un salario mínimo de 2.880.000 guaraníes y cuando hay varias profesiones más relevantes que tienen un salario muy por debajo de lo que ganaban los sobrinos.
Se ha perdido una oportunidad para enviar un mensaje a la sociedad paraguaya en su conjunto y, por el contrario, se le ha dicho: no nos importa lo que ustedes piensen y de la manera con que ustedes vivan y sobrevivan, nosotros viviremos en el exceso de los privilegios hasta que ustedes se organicen, marchen contra nosotros y nos castiguen en las urnas. Para eso vamos a requerir mucho más ciudadanía que la que tenemos.
NADA DETIENE EL ROBO
La corrupción en las contrataciones públicas continúa en el Paraguay a pesar de que existe una dirección encargada para evitar ese tipo de situaciones.
Lo que vemos de manera cotidiana es que se hacen contrataciones que después no se cumplen o seguros que no se pagan, como el caso del derivado de combustible catarí que hasta el momento Petropar no recibe, o como en el caso de los transformadores proveídos por la empresa de Dionisio Amarilla a la ANDE, que tampoco cumplieron con dichos requerimientos.
En ninguno de estos casos hemos visto que la Dirección de Contrataciones haya sacado una resolución dura e implacable contra este tipo de excesos y haya castigado circunstancias similares.
Tampoco la Contraloría hace mucho, y eso hace que los 2.000 millones de dólares que se roban anualmente desde el Estado paraguayo continúen con una notable vitalidad.
¿Ustedes se imaginan que eso significa el doble del presupuesto en salud y en educación? El gran problema que tiene la democracia paraguaya es una administración pública corrupta y ladrona.
Si llegáramos a regular este tipo de circunstancias con castigos ejemplares a quienes cometan el robo del erario público, muchos recursos quedarían para destinar a lo que realmente importa: salud y educación.
MOPC E IPS APLAZADOS
Los niveles de reclamos a las malas condiciones de las rutas del país siguen de punto, y cada vez vemos a un ministerio que no tiene capacidad para honrar sus creencias.
150 millones de dólares, dicen las vialeras, que les debe el MOPC y que no les pagan.
Si uno mira también a otros entes en situación similar, el IPS le adeuda, dicen, a las farmacéuticas, 350 millones de dólares. Es lógico que un instituto de ese tipo, que haya acumulado semejante deuda, debe tener un gran problema para servir a sus verdaderos dueños, que son los que contribuyen de sus salarios para que se sostenga el ente.
Estas cuestiones también tienen que ver con el nivel de gestión. El Ministerio de Obras Públicas tiene graves y serios problemas de gestión con Claudia Centurión, y, en el caso del IPS, con Jorge Brítez.
Mientras se privilegien las cuestiones de nombrar a los familiares, como el caso del segundo, y las incompetencias tengan que ver con imposibilidad de acceso a dinero desde el Ministerio de Hacienda, es poco probable que esto llegue a cambiar.
El gran tema de la democracia es la gestión, pero con honestidad.
Periodista Senior