En el campo de la salud y de la educación vuelven a plantearse los mismos argumentos de siempre pero no hay alternativas en boca de nuestros candidatos a presidentes acerca de cómo resolver esta cuestión.
La cobertura sanitaria a nivel nacional, nadie tiene una idea ni nadie propone, nadie nos cuenta los costos que eso supondría y cómo tendríamos que organizarnos.
Pareciera que el sector que impide este tipo de circunstancias sea mayor aunque la cobertura de esas personas no alcance más que un pequeño porcentaje.
El problema sanitario es grave y se nota en el caso del IPS que no es una cuestión de recursos. La previsional tiene US$ 2 millones de ingresos diarios y tiene un pésimo servicio de la salud para sus contribuyentes y usuarios.
Lo que vemos es que no hay capacidad, no hay voluntad, hay una sobreabundancia de malas actitudes en contra de los mandatos, y por sobre todo, un alto nivel de corrupción que rodea a este tipo de cuestiones.
En materia educativa con bombos y platillos se abrió el debate en este gobierno sobre la llamada “transformación educativa”. De ella se ha avanzado poco, han ganado unos cuantos consultores en el camino, pero no hay capacidad para llevar adelante un proyecto realmente revolucionario en materia educativa.
Las dos palabras que más se repiten en campaña, Salud y Educación siguen esperando acciones concretas y líderes con altura.
