Kamala Harris ex fiscala y senadora californiana y hoy vicepresidente Biden está en la cuerda floja debido a su opaca gestión.
La vicepresidencia es un florero costoso para nosotros que la incluimos en la Constitución del 1992 y desde ahí pasó a ser una molestosa institución para los presidentes. En EEUU es la primera mujer negra que llega a ese cargo y con la edad de Biden muchos creían podría ser la perfecta candidata que lo sustituya. Pero eso ha cambiado porque su rol ha sido marginado a un segundo plano debido a que no ha tenido logros trascendentes como la cuestión migratoria.
Las vicepresidencias tienen cómo funciones principales la de sustituir de inmediato al Presidente de la República, en los casos previstos en la Constitución, representar al Presidente nacional e internacionalmente, por designación del mismo. Representaciones muy importantes que pueden hacerse a nivel local con trascendencia internacional en el caso de los EEUU.
Graves problemas
La vicepresidenta Kamala Harris no se destaca por ser cualquier mujer sino una de tez oscura y con bases genealógicas extranjeras y diferente a la mayoría de la población americana, que cómo toda la del mundo debe entender que su vice presidencia debe funcionar en sincronía con la agenda de Biden y eso parece que dista muchos por los resultados que han decidido dejarla a un lado.
En un artículo publicado esta semana por el periódico “The New York Times” se resalta uno con el título de “Kamala Harris está estancada”, en el mismo se hace referencia directa a los problemas que encuentra la vicepresidenta en llevar adelante su agenda. Empieza comparando el actual ejecutivo con los de más de 40 años atrás y cómo esta revisión histórica sirve necesariamente no para estancarse sino para evolucionar, desarrollarse y desenvolverse con eficacia que la haga alternativa política