Semanas atrás, el Diputado Juan Carlos Ozorio llevaba una vida acomodada, tranquila y disfrutando del poder de inmunidad que significa ser parte de la HONORABLE CAMARA. A ello le sumaba un representativo lugar en la Cooperativa San Cristóbal, dándole un aire de persona de bien y preocupada por el bienestar de los demás.
Cuando uno investiga los antecedentes de Ozorio, no existe curriculum, biografía u otro dato que nos pueda dar pista de cómo este buen hombre llegó a diputado. Los antecedentes de la HONORABLE CAMARA, dan cuenta de su participación en el año 2018 del proyecto de inspección vehicular y algunos otros sin mayor relevancia. Tan bajo era su perfil, que hasta el propio Ministerio de Interior reconoció que no lo tenía en su radar, no había antecedentes y el diputado colorado irrumpió de pronto como persona famosa. Famosa por ser parte de una asociación criminal dedicada al tráfico de drogas y lavado de dinero, en el marco del operativo “A ultranza Py.” Finalmente, el ex diputado del oficialismo colorado, Juan Carlos Ozorio, vinculado a una red de narcotráfico que producía y exportaba cocaína a África y Europa, quedó cara a cara ante el Ministerio Público con una declaración acorde con el verano que soportamos: “Tengo calor, no es lo más cómodo lo que estoy pasando, la parte jurídica se consulta con mi abogado, yo solo sé lo que saben todos ustedes a través de las redes sociales. Ojalá supiera dónde está el pastor José Insfrán. Yo no soy abogado, sé de administración, tengo varias maestrías y estudios”. A la fecha, el pastor Insfrán sigue prófugo; Juan Carlos Ozorio, renunció inmediatamente a la Cámara Baja y los periodistas que accedieron al detenido no consideraron interesante profundizar en sus maestrías y estudios. Cabe reconocer que el ex diputado ha cultivado el arte de la simulación durante varios años, para vincularse a los diferentes sectores de la ANR sin despertar sospechas. Interrogado sobre el tráfico de drogas, Ozorio no perdió su libreto, y como buen mafioso, recitó: “Yo no sé a qué se refieren cuando hablan de narco política, yo no sé si alguien lo usa, apenas sé lo que eso es y no puedo hablar por nadie”.
El que sí parece saber muy bien lo que significan estas imágenes de las manos juntas – por las esposas- en señal de recogimiento en plena campaña preelectoral, es el senador Juan Carlos “Kale” Galaverna, que, rápido de reflejos, señaló: “Lo mejor que puede hacer el diputado Ozorio es presentar su renuncia para no someterse a la pérdida de investidura por el escándalo de los audios. Los que nos enteramos hoy empaña y ensucia a los 80 diputados” (Sic). En verdad Galaverna, estuvo modesto con los números y debe estar enterado de estas prácticas hace tiempo. Su tocayo Ozorio no es el primero, ni será el último. A esta altura del proceso abierto con el operativo “A ultranza Py”, quedan muy pocos sectores impolutos vinculados a su partido, y la desconfianza y dudas de la sociedad paraguaya casi que se extienden como una mancha de aceite al conjunto de la clase política y a decir verdad Honorable Senador: ¡cuidado…¡, hay amistades que no dejan dudas.
La siguiente
Por lo general, cuando la gente va a votar, no se toma la molestia de ver quiénes completan la lista. Ya bastante complicado es juntar el rostro con el nombre de los y las titulares para andar con esos detalles. Creo que resulta oportuno para el 2023, mirar cuidadosamente quiénes siguen ya que usted se puede llevar la sorpresa del año, con la mejor buena fe y sin pensar remotamente que su voto iba a ser útil para las pasarelas de modas, el varieté barato y una serie de entretenimientos, que hasta hace unos años no tenían mucho que ver con la política, pero que hoy parecen ir de la mano.
Dado que ayer se conmemoró el día internacional de la mujer, cabe mencionar mi reconocimiento a todas aquellas personas que desde hace años vienen luchando por lograr la paridad en sus partidos y una mayor representación femenina en los órganos de gobierno del Paraguay.
Hecha esta salvedad, paso a detallar que “la siguiente” que asumió sin el más mínimo reparo de ningún miembro de su partido o de la HONORABLE CAMARA -supongo que por tratarse de ser una representante electa-, es una mujer con una cuota propia de antecedentes variados y muy coloridos.
Guadalupe Aveiro, a diferencia de Juan Carlos Ozorio, se ha caracterizado desde que llegó a la política por no pasar desapercibida. Primero, defendiendo a su ex marido y ex parlamentario, Victor Bogado, por el sonado caso de la niñera de oro, que terminó por el momento con la carrera parlamentaria de Bogado. Para estas cosas y más, tratándose de la HONORABLE CAMARA, no es conveniente ser absoluto en finales anticipados. Luego tuvo amplio destaque en los medios por el caso que desarrollo más abajo, y últimamente como candidata a Concejal de la Municipalidad de Asunción, donde no resultó electa.
Allá por el año 2012, la fiscala Marta Sandoval, siguió adelante con una investigación por supuesto abuso sexual a una niñera de 14 años, que trabajaba con Aveiro. Ramiro Montouto y Antonio Mendieta le acompañaron a la nueva diputada, siendo procesados los tres.
Según la causa, ambas personas supuestamente abusaron sexualmente de la menor, mientras que Aveiro estuvo en calidad de cómplice”. Conforme con la denuncia del padre de la adolescente, “la ex modelo Guadalupe Aveiro realizó una fiesta en su departamento, y en el lugar dos hombres abusaron de la menor de edad.”
Por ese entonces, la jueza de guardia Teresita Sánchez decretó el arresto domiciliario de Guadalupe Aveiro. Como la Jueza Sánchez tuvo la causa debido a que se encontraba de guardia aquel fin de semana, la misma fue sorteada y cayó en manos del Juez José Agustín Delmas. Éste se inhibió, dado que, debido a que la funcionaria de su Secretaría, Julia Aveiro, es hija del camarista Anselmo Aveiro, que es el hermano de Guadalupe. El caso fue sorteado nuevamente y le tocó al Juez Mayor Martínez. A esta altura amables lectores, el laberinto judicial no es muy entretenido, y es apenas una muestra de uno de los poderes más cuestionados de nuestro sistema republicano.
Juan Carlos Ozorio, en la cúspide de su triste fama, ya logró evitar ser recluido en Tacumbú. Ese es el lugar donde habría terminado cualquier ciudadano común por cargos mucho menos graves que los del ex diputado. Todo el mundo sabe las delicias que ofrece el Sheraton de Tacumbú. La actual diputada debería haber pasado al Buen Pastor, pero todo se redujo a una detención domiciliaria.
Ni el diputado saliente, con sonrisa de abuelo bonachón que no mata una mosca, ni la diputada entrante, que debió ocultar de apuro sus plumas y lentejuelas, para jurar con un discreto trajecito entallado representan al “sufrido pueblo paraguayo” que es moneda común en los discursos electorales.
Sale un hombre y entra una mujer. No haré distinción sobre la condición de género de los HONORABLES. Solo señalar que el sufrido pueblo paraguayo se merece un poquito más que un grotesco cambio de figuritas, para que todo siga igual.