El Gobierno tiene una mala lectura de la realidad diciendo que se está desinflando la manifestación en su contra, desde aquel inicio vertiginoso, duro y conflictivo donde 10.000 personas gritaron a voz de cuello Fuera Marito. Han pasado 7 días, en un país que tiene una escasa tradición de sostener por un largo tiempo cuestiones como éstas, sin embargo, debería llevar a la reflexión al gobierno.
Ahora que más o menos podrían estar calmándose las aguas debería estar haciendo y escuchando qué es lo que la gente realmente quiere de la gestión actual. Y lo que quiere es verdaderamente transparencia, diligencia, capacidad, entrega, y lo peor que queda es que estamos enfrentados a una pandemia que puede alcanzar todavía su pico más alto en las próximas semanas y con un gobierno arrinconado e incapaz de mostrar la cara y de asumir sus consecuencias.
La línea de lectura del gobierno no debería ser cuántos manifestantes están hoy en las calles, si no cuánto peso, cuánta verdad, cuánta gravedad tiene todo lo que la gente está diciendo afuera con respecto a cómo debería ser administrada la cosa pública.
