El cine rescata a Colombia en una premiada obra con el premio Oscar y que lo reivindica de cara al mundo. Un país siempre asociado a los narcotraficantes, guerras y muertes ahora surge con una visiòn distinta a partir de esta película.
Cada elemento que tiene valor en la humanidad está hecho de dos caras, una buena y encantadora y la otra mala y fea cómo lo que se da en varios países.Uno de ellos es Colombia donde no todo siempre es alegría, color, música y felicidad, agunas veces eso cambia por tonos grises, ruidos y tristeza. Los hechos catastróficos cómo la muerte y destrucción, dos palabras que ya forman parte del traje y etiqueta que el narcotráfico ya se ha ganado en el mundo y en particular en ese país caribeño de donde no solo nacen noticias referentes al narco sino también de sus logros en el arte.
Cambiando la imagen
Los polémicos Oscars del domingo con lo ocurrido entre Smith y Rock opacó en algo el éxito del trabajo de Disney resaltando la participación latina que se ha hecho con una estatuilla por la película colombiana “Encanto”. Un filme de animación que trata sobre los Madrigal. Esta es una extraordinaria familia que vive escondida en las montañas de Colombia en un lugar de ensueños llamado “El Encanto”. La magia del mismo ha bendecido a cada niño de la familia con un regalo único: todos los niños excepto Mirabel.
Una realidad que tiene varias enseñanzas u otra cara de una moneda muy criticada, la primera es que desde Latinoamérica también es posible producir y brillar bien en varios espacios cómo en los EEUU, país que en sus prisiones tiene a muchas personas que allí pagan la pena por haber estar ligados al otro lado de la moneda: la de los crímenes. Es una reivindicación de nuestros valores.
Colombia tiene en esta laureada película un reconocimiento a su encanto audiovisual.