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Un ataque a la dignidad

Tenemos 350 mil funcionarios, sin contar los que están en municipalidades y gobernaciones, es una cantidad enorme para un Estado que nos demostró en el año pandémico del 2020 que puede funcionar con menos de la mitad sin inconvenientes, y que si tenemos tecnología disponible podríamos también prescindir de la mitad de los que trabajaron el año pasado.

Sin embargo, es muy extraño ver funcionarios que renuncien por alguna razón que va en contra de su conciencia. Hay miles de zombies, muertos en vida, que deambulan por nuestros ministerios y empresas estatales, o han sido colocados en el freezer. Han concluido tres o cuatro materias universitarias durante ese tiempo en que han sido condenados a las mazmorras, pero no hay nadie que renuncie diciendo que es un ataque a su dignidad.

Por eso es inusual que la viceministra de la Mujer, Liliana Zayas, haya recordado a sus padres y las lecciones de dignidad  y le haya tirado la renuncia a la titular de la cartera, Nilda Romero, por varias cuestiones. Una de ellas, por haber apoyado a las mujeres cuyos maridos fueron escrachados en un restaurante público y también por el homenaje que se quería brindar a Abdo Benitez el día 24 de febrero, Día de la Mujer Paraguaya, algo que lógicamente va en contra de cualquier racionalidad habiendo tantas mujeres destacadas.

Pero la renuncia de nuestros empleados es cosa inusual. Muchos dicen que no quieren renunciar porque nadie los va a contratar después de haber pasado por la función pública, no hay un solo funcionario que haya desempeñado tareas de ministro y que luego haya tenido un cargo relevante después del paso de dicho lugar.

Pareciera que agregaran a su historial un prontuario que les vuelve refractario a cualquier tipo de posibilidad de continuar siendo empleado, y con lo que robaron no necesariamente tienen la capacidad administrativa, con lo cual en muy poco tiempo quedan de nuevo tan secos como cuando ingresaron a la función pública.

Renunciar al funcionariado no es una cuestión que tenga que ver con algo que carecen muchos de los que se encuentran contratados por el Estado y que nos cuestan miles de millones de guaraníes anuales: Les falta dignidad.

Benjamín Fernández Bogado
Benjamín Fernández Bogadohttps://benjaminfernandezbogado.wordpress.com/
Doctor en derecho, periodista y profesor universitario. Ha realizado estudios de post grado en las Universidades de Navarra (España), Oxford (UK) Minnesota, Syracuse y Harvard de los EEUU. De esta última ha sido Visiting Scholar en el 2008.

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