Lo que llevan gastado los parlasurianos daría para construir 126 escuelas.
Preguntar qué anduvieron haciendo por el mundo los parlasurianos es perder el tiempo. El organismo al que pertenecen es absolutamente inútil, no agrega nada relevante a la vida nacional y es un gasto más que inútil que deberemos soportar hasta el 2023, un derroche intolerable para el enflaquecido erario público.
Los próximos representantes al Parlamento del Mercosur tendrán que salir de las mismas bancas que se renovarán en las próximas elecciones generales, así que no habrá que pagar aparte a 18 calientasillas. Bastarán con los que ya habiten el Congreso Nacional y que llevarán la representación como carga adicional, aunque de todas maneras se gastarán sus buenos viáticos y demás ítems de viaje.
Es proverbial aquella declaración de un flamante parlasuriano paraguayo que aseguraba que haría cumplir la constitución del Mercosur, documento inexistente, mientras vacacionaba con toda la familia en las magníficas playas de Montevideo y a pocos minutos de vuelo de la soñada Punta del Este.
Sólo en salarios, los parlasurianos le cuestan al erario público Gs. 8.200 millones al año. En un solo periodo representativo los honorables mercosurianos se fumaron mas de Gs. 41.000 millones, cantidad suficiente para construir 126 escuelas de seis aulas con todos los equipamientos. Si a todo es dineral le agregamos los viáticos, los pasajes aéreos, el hotel y los infaltables e indestructibles gastos de representación que se lleva cada uno de ellos, fácilmente daría para llegar a 200 escuelas totalmente nuevas, que buena falta le hacen al país.
Todos estos gastos de viaje son difícilmente justificables. Es demasiado dinero sin retorno. Para tener una idea, las erogaciones de parlasurianos y demás congresistas viajando VIP por el mundo equivalen al recorte que el mismo Congreso le propinó al programa Becal para formación de posgrado, alrededor de Gs. 117.000 millones. Eso significa centenares de becarios paraguayos sin oportunidad de formarse en carreras de punta en universidades extranjeras.
Esperemos que la nueva tanda de diputados y senadores no llegue al Congreso como a una agencia de viajes. Si tanto desean vacacionar en lugar de abocarse a su función, costéense el viaje de su bolsillo. Si los Gs. 35 millones que les paga la ciudadanía no les alcanza, dejen la banca y búsquense un trabajo.
Un poco de pudor, señores.
