La historia se repite. Luego de 13 meses de esfuerzo de parte del rubro gastronómico y sector nocturno, numerosos locales decidieron cerrar sus puertas nuevamente.
Como los decretos dejan más dudas que respuestas y sumando el desgaste de cerrar y reactivar negocios de manera abrupta, es comprensible que muchos empresarios digan ‘basta’. Solo que su ‘basta’ no es por hartazgo de seguir manteniendo su marca, nadie quiere despedirse de eso, sino de las incesantes cáscaras de banana que se cruzan en su camino por medidas que no llevan a ningún resultado positivo.
Luego de tantos meses, el gobierno no aprende de sus errores y se alejan del acierto, lo que hace que sea muy difícil prever el negocio para estos sectores. Los locales gastronómicos ya realizaron un trabajo de concientización, está demostrado que no son un foco de contagio y aunque las conversaciones con las autoridades se mantienen, la burocracia demora su tiempo.
Hay que tener en cuenta que no solamente están ocasionando pérdidas a los propietarios, están dejando sin trabajo a cabezas de familia y sin actividades sanas a los clientes, que luego optan por la clandestinidad.
Si la cifra de fallecidos continúa superándose cada día y los contagios no frenan, entonces están castigando a la gente equivocada y su planificación debe apuntar a otro lado.
Las autoridades no pueden seguir dándose el lujo de seguir cometiendo los mismos errores y debe encontrar una ecuación que funcione tanto para la salud como para el trabajo de su pueblo.