La transformación educativa constituye un proyecto liderado por el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Educación y Ciencias, la Secretaría Técnica de Planificación y la Unidad de Gestión de la Presidencia de la República, en compañía de sectores de la sociedad civil.
Tras un extenso y complejo proceso de análisis, diagnóstico y levantamiento de las propuestas, se llegó al acuerdo de presentar una propuesta durante el Congreso Nacional de Transformación Educativa,que se realizó el pasado martes. El planteamiento estará en consulta abierta por los próximos 30 días. “Esto hasta llegar al documento que presentaría la agenda pública y social para la educación en los próximo años y sería remitido a las instancias del Poder Ejecutivo y Legislativo para su consideración. La transformación busca convertirse en una política para los próximos años”, adelantó Rocío Robledo, coordinadora general del proyecto.
A diferencia de la reforma educativa que inició en los 90’, este proyecto buscará transformar de forma integral, todos los aspectos del sistema educativo: desde la gestión de la cartera, hasta la infraestructura y el bienestar estudiantil.
“La reforma educativa de los 90’ trabajó en mejorar el acceso y la cobertura de la educación. En ese entonces, no había escuelas en todo el país. Cuando hablamos de transformación, miramos todo el sistema”, recalcó.
Ahora, la iniciativa enfocará su mirada al estado de los docentes y el grado de bienestar estudiantil, teniendo en cuenta factores como los kits escolares, la alimentación y las becas que son sumamente necesarias para garantizar la continuidad de los estudiantes en el sistema.
Asimismo, Robledo aseguró que también analizan la infraestructura y la urgente necesidad de dotar de equipamiento tecnológico adecuado a las instituciones educativas.
“Los resultados del aprendizaje que nos dan las pruebas estandarizadas como el Sistema Nacional de Evaluación del Sistema Educativo (SNEPE) y los análisis internacionales muestra cómo nos aplazamos. Nuestros estudiantes se van a la escuela, pero no aprenden. Para cambiar ese panorama, tenemos que poner todas las condiciones primero. Tenemos una diversidad muy grande en el territorio nacional y el desafío de garantizar la ley de educación inclusiva, con la demanda de incluir a las familias en la educación de sus hijos. Esas son las cuestiones que mirando la calidad hay que atender en todas sus dimensiones”, explicó.
La hoja de ruta de la transformación educativa debe estar finalizada para el 2030 y sus actores deben llegar al 2025 con los conocimientos necesarios para poder “dibujarla”, relató la coordinadora general del proyecto.
FINANCIACIÓN
Una de las complejidades de la iniciativa se presenta con la discusión respecto a cuánto costarían los cambios en un escenario de inversión oportuno, intermedio y crítico en el presupuesto del MEC y qué porcentaje del producto interno bruto (PIB) implicaría. Actualmente, se destina a la Educación el 2,8% del PIB.
“En el escenario oportuno implicaría al 2025, que es una fase preparatoria para que en el 2030 se puedan notar los primeros resultados, necesitaríamos invertir el 4,8% del PIB”, refirió.
Este porcentaje no es el óptimo y, por este motivo, los actores del proyecto plantean utilizar otros recursos además de los estatales.
“Hay entidades que puedan financiar estos procesos. Se creó, por ejemplo, el Fonacide en su momento y el Fondo de Excelencia para la Educación y la Investigación. Ahí se tiene un buen ejemplo para garantizar fondos para la educación”, resaltó.
MALLA CURRICULAR
La transformación educativa permitirá el establecimiento de una nueva malla curricular, detalló Robledo.
“En este momento en la Educación Media, hay entre 17 a 25 disciplinas y es difícil desarrollarlas con eficacia y aprender. Tenemos que formar no en disciplinas, sino para la vida. Ciudadanos responsables y gente equilibrada. Tenemos que prepararnos también emocionalmente para vivir y eso con la pandemia eso se vio claramente. No estamos preparados para las crisis que nos toca vivir”, concluyó.