En su libro “La interpretación de la naturaleza y la psique”, Carl Jung analiza el fenómeno de la sincronicidad, con la que pretende dilucidar ciertos casos extraordinarios, “coincidencias significativas”, imposibles de explicar causalmente.
La sincronicidad puede definirse entonces como una coincidencia significativa de dos o más sucesos en la que está implicado algo más que el puro azar. Dicho de otra manera, sería una coincidencia en el tiempo de dos o más acontecimientos no relacionados causalmente que tienen el mismo o similar significado.
Para algunos filósofos, en un evento sincronístico desaparece la dualidad que habitualmente sentimos como sucesos “interiores” y “exteriores”, pasando a experimentar que toda cosa está contenida en la misma totalidad.
¿Realmente la Fisica Cuántica tiene algo que ver con la sincronicidad?. Muchos están de acuerdo con ello, dejando atrás las habituales interpretaciones “newtonianas” que intentan explicarla de una manera totalmente causal. Los planetas ya no causarían ni indicarían, sino que “significarían”.
En “El Secreto de la Flor de Oro”, Jung dice: “Si dispusiera de resultados generalmente confirmados, la astrología sería un ejemplo de sincronicidad de máxima importancia. Pero hay al menos algunos hechos suficientemente verificados y confirmados mediante extensas estadísticas, que hacen aparecer el planteo astrológico como digno de la consideración filosófica.”
La gran diferencia entre el experimento científico y la sincronicidad es que la verificación del primero radica en su reproducibilidad, mientras que la de la sincronicidad tiene que ver con su unicidad espaciotemporal. Un experimento será cierto y verificable cuanto más se repita. Si controlamos la velocidad de caída de una manzana ésta debería ser igual tanto en Buenos Aires como en Tokio. La sincronicidad y la repetitividad se autoexcluyen. La sincronicidad sólo tiene significado para la persona que lo experimenta.
El método científico no tiene por qué tener en cuenta la necesidad de un significado, pero sin significado no hay sincronicidad. Éstas actúan como espejo de los procesos internos de la psique y toman la forma de manifestaciones exteriores de transformaciones interiores. Es como si la formación de patrones dentro del inconsciente fuese acompañada por patrones físicos en el mundo exterior, esta reestructuración interna produce resonancias externas. Otra vez se verificaría la máxima hermética: como es arriba es abajo; como es adentro, es afuera.
Entonces, una sincronicidad es un puente entre un hecho físico externo y un hecho psicológico interno.
Esta idea ha tenido una excelente recepción por parte de muchos astrólogos como explicación del funcionamiento de la Astrología.
De esta manera se explica por qué un hecho externo físico como el movimiento de los planetas corresponde con el contenido psicológico de las personas y con los hechos de su destino.