- No se crea sus propias mentiras. No es cierto que la política sea solo mentira. La política ayuda a desarrollar esa capacidad que el político como persona ya trae. Lo mismo pasaría si fuera gerente de un banco. Las mentiras esclavizan; se transforman en verdades falsas. Si bien la política no es un oficio para ingenuos, siempre se agradece un poco de decoro. Que no sea la mentira su mayor hábito, pues la mentira adormece el talento. El talento que se necesita para gobernar bien y huir de la mediocridad.
- No se crea un ser divino. Tal vez usted llegó al poder, solo porque el pueblo no quiso a los otros. Se llega al poder no necesariamente por virtudes. Entonces, bájese del pedestal en el que sus aduladores le han puesto. Usted no llegó al poder para inventar la historia ni la política. No se crea tan relevante y exclusivo o perderá de vista la realidad.
- Tenga objetivos claros. Un político sin objetivos claros es un político a la deriva. Un político sin rumbo. En un gobierno no se puede hacer todo. Por eso el político tiene que escoger sus metas. Si no tiene claro tres prioridades y promete resolverlo todo, terminará haciendo nada.
- No caiga en la mediocridad. El mundo está lleno de políticos mediocres. Políticos que no se atreven. Políticos que navegan repitiendo programas que otros ya han hecho con otros nombres. Deje de flotar: el poder no es para disfrutarse y llenarse de soberbia. Es oportunidad única para servir. Eleve sus objetivos. Sea ambicioso en sus resultados.
- Huya de las rutinas. Usted será atrapado irremediablemente por la burocracia que le rodea. Le harán creer que lo que usted propone es lo más brillante y original que jamás hayan Le seguirán el juego en todo al principio. Saben que tarde que temprano terminará haciendo lo mismo que los otros. Esos que estuvieron antes que usted.
- No ponga pretextos. Los pretextos son los padres de la mediocridad. Son la herramienta favorita de los políticos-víctimas: esos que tanto nos han costado por su ineficiencia. Nada decepciona más, que un político que siempre se está quejando. Entonces, ¿Qué hace en la política?
- Sea más exigente consigo mismo. No se vanaglorie tanto. No se llene usted mismo de halagos falsos. Mídase ante el espejo. Evalúese en su soledad. Repítase que mientras no demuestre lo contrario, usted es un político más. Uno de tantos.