viernes, septiembre 19

Selectivos e hipócritas

Por Bruno Vaccotti – Generación I
@peztresojos – Emprendedor y Comunicador Social

Nuestro país, empezando por el Gobierno Nacional, nos han regalado en bandeja una batería de noticias para indignarnos durante los últimos días. Uno ya no sabe si la indignación no se ve porque estamos viviendo una cuarentena social o simplemente porque estamos anestesiados y aletargados.

Dos niñas fueron asesinadas en circunstancias dudosas y se han empecinado en hacer todo oscuro y poco transparente. ¿Enterrarlas?¿Quemar sus ropas?¿Informes forenses errados e incompletos? Aquí nace una de las primeras indignaciones que me gusta llamar de pedigree. Hace unas semanas la hija de un narco publicaba el 0Km que le regaló su padre por su cumpleaños. El gran argumento de cientos de personas que la defendieron fue “¿Qué culpa tiene ella sobre las actividades de su padre?”. La Fuerza de Tarea Conjunta ejecuta a dos niñas y los comentarios ni siquiera rozaron el de la premisa anterior: “¿Qué culpa tienen ellas sobre las actividades de sus padres?”. No, la gente celebró el operativo, deslindó la responsabilidad de los ejecutores y maldijo a las niñas por ser hijas de terroristas.

Cabe destacar que en el primer caso la joven cumplía la mayoría de edad y puede tener un criterio más formado que niñas de 11 años que no tuvieron opción de estar en el bosque, que no conocieron nada más que la vida que sus progenitores y su entorno les dieron.
En toda esta confusión y tragedia, una turba de inadaptados generó daños al Panteón de los Héroes. Lo peor de todo este incidente es que la gente se indignó más por una bandera en llamas y una pared pintada que por la ejecución de dos menores de edad, donde el discurso pútrido de indignación de varios rostros que hace generaciones están alimentándose de las arcas del Estado en base al sometimiento de las mayorías y de tratados oscuros y mafiosos, lamentando un daño patrimonial que puede ser solucionado en pocas horas, cuando ellos y su gavilla criminal han hipotecado la calidad de vida de cientos de miles de paraguayos con sus prácticas ilícitas durante décadas.

Solamente queda esperar que estas indignaciones selectivas vayan desapareciendo, para volvernos un poco más coherentes y por sobre todo, aprender que a las niñas en situación de conflicto bélico no se las ejecuta, se las rescata.