El Presidente está desaparecido desde hace más de 17 días y es una cuestión que nos debe preocupar a todos los que somos mandatarios. Es como si alguien al que le dejáramos el cuidado de la casa – a nuestro mandatario- desapareciera, no supiéramos nada de él, ni tampoco nos reportara sobre si está enfermo o, por qué abandonó el lugar en donde debería estar. No sabemos nada del Presidente de la República.
La única información que salió del ámbito público del jefe del Ejecutivo ha sido el viaje de su familia política- de sus suegros- hacia Miami para arreglar una cuestión testamentaria, aunque afirman que muchos fueron sólo con el objetivo de vacunarse contra el coronavirus. Todo esto es especulación, son rumores, de los que tanto abundan cuando no hay información oficial. Si no vemos al Presidente actuar, si no lo escuchamos, si no sentimos su presencia, es lógico que haya un mar de rumores este inundando prácticamente todos los sectores y que algunos incluso piensen que ya no se encuentra en territorio paraguayo.
El Presidente debe salir, mostrar la cara, hablarle al país y decirle en qué condiciones estamos en esta lucha contra la pandemia. No es de recibo que algunos le digan a la opinión pública cuándo y cómo hablará el Presidente. Esa no es una tarea que le competa a ningún legislador que lo visite de ocasión, y menos todavía que alguien pueda afirmar que va a hacer un anuncio trascendente.
El Presidente de la República ha jurado, en esa tarea y en esa función, ponerse por delante de todo un país, asumiendo las responsabilidades que conlleva el cargo. No le hace ningún favor a la República que el Presidente esté desaparecido.
