La crónica roja abunda en detalles de casos de muertos por lucha entre mafiosos y de estos con los gobiernos. En medio de todo esto algunos psicópatas siguen dejando muertos en centros comerciales cómo lo acontecido el fin de semana de Buffalo. Entre nosotros, el Amambay volvió a ser la referencia con el actuar de sicarios contra el intendente Acevedo y otros asesinados de forma brutal.
Hay una gran cantidad de casos que hacen noticia por informar acerca de casos de violencia y cómo esta va dejando huellas de sangre y miedo. En Nueva York un hombre de 18 años decide entrar a un local comercial con un fusil de guerra m16 y mata a 10 personas negras y algunos blancos porque creen que ellos serán mayoría en un paìs donde hay una idea paranoica contra la idea del melting pot que estimuló la historia de esa nación.
Ir a las causas
La producción de armas de fuego se ha triplicado en ese país y los mexicanos se encargan de reclamar con vehemencia y de padecer sus consecuencias. Aunque es hora de los pésames y gestos de respeto de parte de todos ante las pérdidas humanas, no es suficiente para reducir las posibilidades y riesgos que vuelvan a suceder mientras no se profundiza en las causas políticas, económicas y sociales.
Hay más juegos de pura violencia de fácil acceso para niños y jóvenes sin atención ni cuidado de sus padres. Hoy día no es solo consumido en el país que tiene una presencia cuasi global entre sus habitantes sino entre nosotros. El narcotráfico ha puesto bajo riesgo no solo a los cabecillas y gente relacionada a esta amenaza no solo para ellos sino para todos y esto de a poco se va convirtiendo en una especie de accidente natural, donde nadie sabe el origen de las balas y ejecutantes del fuego.
El baño de sangre parece demostrar la incapacidad del gobierno para enfrentarlo mientras sume a los habitantes en una desazón y miedo. Es hora de saber sus causas y atacar sus consecuencias.