El Ministro de Educación, Juan Manuel Brunetti, habla ya de una generación perdida debido a las dificultades que tienen para impartir clases en escuelas y colegios durante la pandemia. A los gravosos costos del año pasado, que dejó afuera a Petta, ahora se le suma también un 2021 bastante difícil en iguales circunstancias.
No hay una idea creativa que surja desde el Ministerio para poder contener lo que es todavía una situación mucho más gravosa que fortalecerá los niveles de pobreza en nuestro país, al igual que los niveles de violencia y , porqué no, las personas privadas de su libertad en nuestras penitenciarías.
Hay que salvar la educación paraguaya, y para eso hay que disponer de un gran trabajo en conjunto de cada uno de los paraguayos que sean capaces de enseñar, de ayudar, de cooperar, de salvar este año académico.
De lo contrario, nos estaremos lamentando de por vida que durante el tiempo de pandemia no fuimos capaces, en términos administrativos ni como sociedad, de cargarnos en las espaldas la responsabilidad de no tener que afirmar que estamos frente a una generación perdida.
Eso significa 25 años de la vida de cada uno de los paraguayos que hoy han perdido escuelas y colegios o que simulan aprender a través de la red virtual y no comprenden absolutamente nada.
Es el tiempo de salvar la educación, de remangarse, de innovar, de ser creativos, de comprometerse, de demostrar de que realmente la educación nos importa a cada uno de los paraguayos.