El retorno a las clases es tomado para algunos como una medición de una posibilidad de volver a mover la economía del país. En este caso, algunos creen que todavía hay un gran riesgo con una baja población vacunada y especialmente porque no vemos que haya una idea original para poder trabajar conceptos nuevos que permitan salvar de nuevo el Año Educativo 2021.
Es importante movilizar al país detrás de este proyecto de recuperación, que haya un voluntariado enorme de paraguayos que tengan que salir al auxilio de tantos niños y jóvenes que no tienen el apoyo suficiente para realizar las labores a distancia.
El problema nuestro no tiene que ver con la presencialidad en este instante, sino en cómo salvar el compromiso del aprendizaje y de la enseñanza con la mayor cantidad de paraguayos que conozcan cuestiones que puedan ser compartidas en una fiesta del conocimiento que movilice al país en torno a la educación.
No parece nada demasiado difícil, pero en un país donde esperamos todo desde el Estado en cuestiones como la educación y no pensamos en la trascendencia que tenemos para cambiar el curso, es poco probable que llevemos adelante sin una gran voluntad nacional movilizadora, que nos coloque de cara a los retos de no tener que perder el año educativo y menos aún dejar a miles de niños y jóvenes sin continuar su formación educativa a lo largo de los años.