Las escuelas y colegios públicos cerraron hace un año, así permanecieron como detenidos en el tiempo, y así quedó el Ministerio de Educación también, estos días se están reabriendo las instituciones, y entre arbustos crecidos, pupitres polvorientos y baños sucios el Gobierno colorado está retomando su política educativa de siempre, o sea proponiendo el retorno a la improvisación.
El año lectivo 2020 es un año perdido para los y las estudiantes, un año de gran sobrecarga laboral para los y las docentes y para la familia responsable de acompañar las clases virtuales, y principalmente fue un año desperdiciado por la negligencia de las autoridades que nada hicieron para planificar y contar con mejores condiciones tanto para las clases presenciales como las virtuales.
Todas las escuelas y colegios del país deberían estar hoy, a tan pocos días del inicio de clases agendado para el 2 de marzo, relucientes de limpieza, con suficientes lavamanos y alcohol, con stock de tapabocas para la distribución gratuita, marcación de distanciamiento dentro de las aulas entre pupitres y con el plantel de docentes altamente capacitados para el cumplimiento de los protocolos sanitarios, y así disminuir los riesgos, pero nada de esto se observa en la mayoría de las instituciones públicas.
Tampoco el MEC tomó medidas para facilitar el acceso a la tecnología teniendo en cuenta que muchas familias no cuentan con computadora o internet en casa.
Una vez más el Gobierno se lava las manos y coloca la responsabilidad en el pueblo, la realidad es que no hay condiciones adecuadas en cuanto a infraestructura para la vuelta presencial pero tampoco mejores condiciones de acceso y calidad para las clases virtuales.
Las escuelas se caen, no hay información oficial sobre los kits escolares, los maestros y las maestras deben ingeniarse para preparar dos tipos de clases y las autoridades escolares rebuscarse para con la poca platita que están recibiendo poder cubrir costos de limpieza y compra de insumos de higiene.
Así como quien nada tiene que ver el MEC deja nomás en manos de los padres y las madres decidir entre correr el riesgo en la escuela o asumir otro año de nulo aprendizaje en las casas.
En Paraguay la educación está aplazada, pero no es por el covid-19, es por la desidia y desinterés gubernamental colorada.
Cambiar autoridades y exigir educación de calidad y gratuita debe ser el plan de clases del año electivo 2021.