Ciudad de México, 17 jul (EFE).- Migrantes que buscan asilo se suman a la fuerza laboral mexicana gracias al apoyo de la sociedad en medio de una “ola histórica” de refugiados, con un récord de más de 50.000 peticiones en la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (Comar) en el primer semestre de 2021.
Adán Araujo, de Venezuela, es uno de decenas de miles de migrantes que encontraron un hogar en México, país que le otorgó refugio en 2020 y en el que ahora trabaja como dentista.
“El motivo principal fue el tema de la pandemia, por una u otra razón me dio miedo regresar a mi país por el tema de la salud y aquí me brindaron el apoyo, me acobijaron. No fue nada burocrático, nada problemático”, cuenta este sábado Adán en entrevista con Efe.
UNA VERDADERA INTEGRACIÓN
Adán se integró con ayuda de la Incubadora de Trabajo para Refugiados y Retornados (Intrare), una asociación civil fundada en 2018 por la emprendedora social Hannah Töpler para conectar a estos migrantes con empleadores.
“Existía muchísimo rechazo, entonces nosotros dijimos que sería interesante crear un modelo donde apoyemos a las dos partes, para que realmente pueda existir una integración desde ambos lados”, expone Töpler.
La Comar reconoce una “cuarta ola histórica” de refugiados, que ocurre después del exilio español de los años 30, el éxodo de las dictaduras suramericanas de los 70 y el flujo de centroamericanos de los 80.
Ello tras reportar 51.654 solicitudes en el primer semestre de 2021, de las que 10.466 fueron en junio, la cifra mensual más alta de la historia.
Las peticiones de la primera mitad del año ya superan en 25% a las más de 41.000 registradas en todo 2020, cuando la pandemia obstaculizó la migración, pero también son 64 % más que las cerca de 31.400 de la primera mitad de 2019.
Pese a estos hitos, la Comar solo ha resuelto unas 16.300 peticiones este año, con una tasa positiva de 74%.
La falta de estatus legal agudiza los obstáculos para las personas que buscan refugio, pues los empleadores exigen documentos de los que carecen, como actas de nacimiento, cuentas bancarias y la Clave Única de Registro de Población (CURP).
“Hay en general una percepción de que es difícil contratar a las personas, desde la perspectiva de los empleadores, y hay muchos prejuicios, entonces muchos empleadores vemos que simplemente prefieren no entrarle al asunto y muchas personas refugiadas se quedan fuera”, lamenta Töpler.
Aun así, Intrare ha capacitado a más de 120 refugiados en sus pocos años de existencia, con una tasa de colocación laboral superior al 50% gracias a alianzas con empresas como Walmart, Pfizer y Uber.
“Es súper importante pensar en que hay tanto talento y tanta motivación de estas personas que están llegando, y queremos que puedan desarrollarse como cualquier otra persona”, apunta la fundadora.
UN PAÍS DE ACOGIDA
El Gobierno reconoce que México ha pasado de ser un “país de origen y tránsito” a uno de “destino” al recibir a migrantes que huyen de la precariedad y la violencia criminal, pero también de crisis políticas.
Aunque un récord de 90 nacionalidades distintas han pedido refugio este año, más del 80% provienen de cinco países: Honduras, Haití, Cuba, El Salvador y Venezuela.
La venezolana Sabrina Alvarado es una de las migrantes que llegaron “en plena pandemia” a México, donde espera aplicar sus conocimientos de periodismo, comunicación social y relaciones públicas, talentos que solo pudo ejercer poco en su país.
“México es una metrópolis que te brinda muchas oportunidades, aparte de eso, tengo conocidos aquí, venezolanos, amigos que me dijeron ‘vente, México te puede brindar muchas oportunidades’ y aquí estoy”, relata.
Sabrina, quien agradece que la solicitud de refugio ha sido “el trámite más rápido que he hecho en la vida”, destaca el atractivo de México, donde hay una fuerte comunidad de sus connacionales y organizaciones como Intrare que promueven la diversidad.
“Lo que más me impactó del programa es que cuando nosotros somos migrantes, pensamos que estamos solos en esta situación y me di cuenta que no soy la única persona que está en esta misma posición”, indica.
Pero los refugiados no solo esperan rehacer su vida en México, sino que quieren contribuir a su desarrollo.
Por ello, el sueño de Adán es permanecer en el país y dar servicio como dentista tras terminar nuevos estudios en ortodoncia.
“Mi meta es brindar salud accesible, salud bucal, para todos los mexicanos, los mexicanos me han recibido a mí, también incluyo a la Comar y a Intrare, me han brindado muchas oportunidades y yo quiero ser recíproco”, expresa.