Por Benjamín Fernández Bogado
Las prioridades son importantes en cualquier gobierno. Eso significa que cuando hay poca plata y el Estado comienza a rascar la olla como ocurre en las circunstancias actuales, ocurren circunstancias como las que no son muy notables de entender. Todas las obras viales en su conjunto, que se llevan más de 1.500 millones de dólares de manera anual, sólo emplean 6.000 personas. Sin embargo, si se tuviera que construir viviendas populares, que es lo que hace falta en el Paraguay, eso generaría empleo por encima de los 100.000.
La prioridad del gobierno debería ser en este momento hagamos obras públicas que son necesarias de ser llevadas adelante, pero con la idea de que éstas generen ingresos a sectores en donde necesitamos con urgencia mover algo de la economía para pagar por lo menos mensualmente, lo que ha sido hasta ahora nuestro principal objetivo: el salario de 350 mil empleados públicos.
Hasta ahora, en términos estadísticos, desde hace 21 años no acontecía el hecho de que se tuviera que endeudar el país para pagar salarios. Ahora estamos en esa circunstancia y nadie ha dicho hasta ahora algún sacrificio que tenga que realizarse. Por eso el sector sanitario, que no está comprendido en la ley del Covid, sale a las calles y cierra las arterias principales de nuestro país, porque también se consideran con derecho a pegarle un manotazo si total, desde el Gobierno lo hacen de manera diaria y cotidiana. Necesitamos ser realistas en materia económica, pero ese realismo debe llevar a ajustarse los cinturones al interior de la propia podrida estructura del Estado paraguayo.
