Comentario 3×3
Como siempre llegando tarde en muchas cuestiones. El Paraguay se inscribe en la idea de la polarización en términos del debate sobre la cuestión de la familia, y ahí participan de todo, obispos como Valenzuela, políticos como Cartes, con quien tiene una larga y fructífera amistad en tiempos anteriores y otros más que tratan de hacernos creer que estamos ante una circunstancia conspirativa, que donde uno mira están observando de qué manera pueden destruir el tejido familiar del Paraguay, que ya se encuentra bastante deteriorado, sin ningún nivel de participación conspirativa externa.
El Paraguay tiene un porcentaje altísimo de paternidad irresponsable en un pueblo que se dice católico y cristiano. Tiene uno de los porcentajes más altos de incesto y tienen un porcentaje superior al 85 % de violencia que se ejerce al interior de la propia familia contra niños y adolescentes.
Con estos números no deberíamos estar preguntándonos quiénes están conspirando contra nosotros. Somos nosotros mismos los que estamos destruyendo la célula fundamental de la sociedad, que es la familia, y le estamos prestando muy escasa atención.
Podría también ir al revés diciendo que aquellos que están buscando pretextos de afuera en realidad son los que están muy interesados en seguir manteniendo los niveles de crispación, de violencia, de sometimiento, y, por qué no, de abuso, como se dan en varios de los casos que les había apuntado.
El Paraguay necesita recuperar a la familia. La Constitución paraguaya de 1992 es ampliamente garantista sobre esto. La cuestión es llevar adelante con políticas públicas y fundamentalmente con buenos referentes en todos los campos.
Deberíamos tener mejores pastores, mejores políticos, mejores dirigentes en todos los sentidos y mejores padres de familia que asuman su responsabilidad. No es casual que de 350 mil empleados públicos paraguayos haya más de 100 mil juicios de prestación de alimentos entre ellos, y nosotros queremos pedir al Estado que tenga valores si no cumple ni con los valores a nivel familiar.
Es el tiempo de mirarnos para adentro, de mirar hacia el interior de nuestro país y ver cuáles son las razones que han venido resquebrajando la estructura social desde hace mucho tiempo y buscar paliarlas.