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Putin y la opción nuclear

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Aunque no se la sienta cerca, la sombra de una escalada nuclear en el conflicto ucraniano tiene a todo el mundo nervioso. Es imposible no imaginar un escenario semejante. Rusia ha lanzado una amenaza tras otra y quienes vivimos al otro lado del planeta, pero siguiendo los avatares de la guerra, no podemos sino evaluar en qué momento las bravatas dejarían de serlo para convertirse en acciones reales.

Los analistas del tema dicen que se está muy lejos de que el conflicto suba un escalón e involucre el uso de armas tácticas atómicas, las de poder suficiente para volcar una batalla sin comprometer todo el escenario de guerra.

El Kremlin ha estado involucrado en conflictos de baja intensidad como Afganistán, Chechenia y Siria, en este último, para sostener a Bashar al-Assad, quien gobierna el país desde hace 22 años tras suceder a su padre, que lo hizo durante otros 29. Rusia se mezcló en la guerra civil siria desde 2015 en la que ha perdido centenares de “contratistas” encargados de instruir al ejercito de Assad en el uso del material enviado por Putin para combatir las milicias opositoras. El país está en ruinas, hay seis millones de desplazados y la lucha parece no tener un final a la vista aunque va reduciéndose a la conquista de los últimos bastiones de fundamentalistas islámicos.

Ucrania es otro escenario. Su origen está indisolublemente unido al de Rusia. Su población se compone de los denominados ucranianos étnicos en un 78 % en tanto que los de origen histórico ruso son el 17 %. Aunque minoritario, Putin ha considerado este factor suficientemente fuerte para justificar la invasión del este del país que linda con la Federación Rusa y anexionárselo por ley del Congreso. El idioma y la religión son motivos que, aparte del étnico, han dado origen a conflictos anteriores al actual, sobre todo, a partir de la disolución de la Unión Soviética para no ir más lejos en la historia.

Aunque la opción nuclear es nombrada cada vez con más insistencia, hasta ahora el conflicto se limita al uso de armas convencionales. Es posible que el freno radique en que no hay “bombardeos quirúrgicos” con armas atómicas que, por pequeñas y tácticas que sean, producen efectos devastadores, sobre todo a partir de las letales radiaciones que expiden.

Nadie gana una guerra nuclear, ni el que la empieza ni el que la termina. Es la letal ecuación perder-perder que acaba con todo.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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