Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Una palabra bastante extraña es procrastinar, significa dejar de hacer algo en el tiempo y en el modo que tendría que ser hecho, es posponer, es dejar que las cosas no se hagan en tiempo y en modo, y consiguientemente vamos prolongando los problemas que eso supone.
Procrastinar es lo que hace el Estado paraguayo en torno a la necesaria reforma que tendría que hacerse en el interior de este ogro filantrópico, como lo denominaba Octavio Paz, y que se consume gran parte del presupuesto, y es el que se lleva una porción trascendente de la corrupción, de la coima, de la mordida, en la compra de bienes y servicios.
El Gobierno ha venido procrastinando de manera continua y el haber elegido al presidente Hugo Velázquez para la tarea de la transformación educativa, económica y social del país, es una prueba elocuente de que no quieren hacer la tarea, siguen posponiéndola, dando la sensación inútil y tonta de que existe un compromiso de disminuir los altos costos que suponen mantener un grupo parasitario de 350 mil empleados públicos.
Ahora el presidente de la República dijo que vamos a un nuevo endeudamiento de US$ 350 millones y que esa cantidad no será usada para financiar el pago del salario a jubilados y personal de la administración pública, cosa que dudamos muchísimo, ya nos engañaron en la primera vuelta de los US$ 1.600 y no hay ninguna razón para suponer que no lo harán de nuevo con estos US$ 2.500 millones que sería muy importante también saber cuáles son los otros empréstitos que van a ser canalizados para varios proyectos que se anunciaron con bombos y platillos. Es probable que estemos de nuevo a un aumento de la deuda, a seguir pagando los gastos ordinarios y a seguir procrastinando desde el Estado.