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Prevención, represión e integración social

La inseguridad también es un negocio. En un año, los paraguayos/as gastamos 1300 mill de USD para sentirnos seguros en alarmas, candados, CCTV, perros, rejas y hasta en armas de fuego. No olvidemos este arista del problema, y a ex comisarios dueños de empresas de seg. privada.

“La Policía Nacional registró 898 robos en motocicleta en Asunción y Central de enero a julio. Es decir, 150 por mes, unos 5 por día. Recordemos que el subregistro es cerca del 70%. Alarmante y asustador panorama” me dijo en entrevista el Dr. Juan Martens, Director Ejecutivo del INECIP.

Hablando de sensación de inseguridad. Recordemos que en Paraguay la cifra oculta de delitos predatorios es del 70%. Es decir, la Policía Nacional registra solo 3 de cada 10 delitos que ocurren. No podemos usar esos registros para decir que la gente o los medios “exageran”.

No es Giuzzio nomás el problema, sino la falta de una política integral de seguridad objetiva y subjetiva. Debemos cambiar la forma de encarar el problema de la violencia e inseguridad en el país.

Se debe involucrar a todas las instituciones con responsabilidad desde gobiernos locales a ministerios fortaleciendo políticas de inclusión social, es decir, fortalecer los factores de protección ante él delito.

Toda política de seguridad de incluir objetivos medibles a corto, mediano y largo plazo por cada uno de los delitos sobre los que se quiere intervenir. No puede ser en abstracto porque la naturaleza diversa de cada uno de ellos.

En conclusión, portar armas es un autoengaño de seguridad. Es más, aumenta el riesgo de violencia letal. Busquemos soluciones basadas en evidencia empírica y no en meras sensaciones

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