Los debates en materia económica y especialmente jubilatorios en el país, se hacen sobre la base de los intereses políticos del momento. Estamos en un periodo electoral y los candidatos prometen de todo a los que se encuentran en la condición de contratados para que sean personal de planta, para aquellos que están solicitando que incluso ganen más a pesar de que ya tienen un margen superior al sector privado, y que los candidatos van y le dicen que si llegara a la presidencia le estaría nivelando los salarios a los niveles que ellos están queriendo.
Cuando vemos todavía la cuestión referida a la caja fiscal, ahí sí que nadie quiere meterle la mano, porque saben que el repudio será grande en este momento, pero peor será cuando las cajas fiscales terminen por explotar y no existan recursos para pagar los haberes jubilatorios a maestros, policías, empleados públicos o de cualquier otra repartición.
Lo que no existe es racionalidad de los manejos de los temas económicos, nadie le quiere hablar con la verdad a su electorado, nadie quiere ser como Churchill, que cuando fue electo durante la segunda guerra mundial del primer ministro inglés, les había dicho a los electores que sufragaron por él solo, “les prometo, sangre, sudor y lágrimas”. Cuando un político paraguayo hablé con el mismo realismo a su electorado, es probable que estemos frente a alguien que quiera hacer las cosas de forma distinta, mientras tanto tenemos embarulladores, prestidigitadores y falsos profetas.
