El gran cargamento de drogas que ha sido capturado en puertos europeos en esta semana nos muestra que Paraguay va lentamente a convertirse en el gran centro distribuidor de la cocaína en América del Sur debido a los controles aplicados en otros países, van migrando hacia naciones donde no tenemos soberanía en el control de entrada y salida por los cielos.
No tenemos radares y por lo tanto no sabemos cuántas avionetas bajan y suben de manera cotidiana en diferentes puntos de nuestro territorio, varias zonas de la región occidental del país se encuentran en circunstancias similares y han desarrollado el comercio de la cocaína proveniente de laboratorios en Bolivia, en Perú o en Colombia, y esto, sumado a la violencia que ejercen los grupos narcotraficantes y la extraordinaria permeabilidad de nuestras instituciones, puede poner en riesgo incluso la soberanía del Paraguay en términos generales.
Una cantidad de recursos como el que ha sido capturado en términos de valores generales de la droga en Europa, nos muestra del tamaño del negocio. La cantidad en valores supera los US$ dos mil millones, que es el presupuesto combinado de salud y educación en el presupuesto anual de la República del Paraguay y el impacto que esto tiene en todas las escalas de corrupción del tráfico.
Eso implica alta corrupción de la policía, de los magistrados, de los fiscales, de los encargados aduaneros y posteriormente permeando las capas de las decisiones políticas en el Congreso, lo que nos puede llevar a convertirnos en un narco Estado, y de allí a la cuestión de la inviabilidad es simplemente un pequeño paso.
Paraguay debe recuperar su soberanía en este tipo de cuestiones y para eso hace falta un presidente que no sólo diga “caiga quien caiga”, sino que aplique aquello que realmente está afirmando en términos públicos. Si tenemos ahora un indiciado de estar envuelto con un narcotraficante que es candidato a intendente de Ciudad del Este, la segunda ciudad más poblada del país, ya estamos viendo los efectos que genera en la sociedad circunstancias como éstas lamentables que, reitero, pueden hacernos perder la soberanía como nación.
