Foto: MSPBS
La organización del Estado paraguayo es una necesidad urgente. Si la gestión es la que mide realmente el éxito o el fracaso de la democracia no podemos seguir con este mismo Estado que no puede organizar cuestiones mínimas, básicas, como por ejemplo, quienes pueden vacunarse y con cuánta cantidad de dosis.
La cantidad de personas aglomeradas buscando recibir la segunda dosis de la vacuna rusa Sputnik nos revela de qué manera la improvisación sigue dominando las acciones del Gobierno en el tema del Covid-19.
Pareciera que no hay capacidad para decir la verdad a la gente, o creen que la población tiene algún tipo de minusvalidez que le impide comprender cosas que son bastante ciertas y reales.
Si hay 500.000 vacunados con la vacuna rusa Sputnik, se necesita en segunda dosis la misma cantidad. Si no se tiene eso, habría que organizarlo y decirle a la gente “vamos a vacunar hasta esta cantidad.
Aquellos que han sido inoculados en tal día podrán volver ese día para la segunda dosis”. No cuesta mucho, sin embargo, al Estado todo le parece complejo, lo que demuestra la calidad de los funcionarios públicos paraguayos. No han entrado por oposición, por criterios de capacidad, sino por cuestiones de política, de clientelismo, y pagamos las consecuencias de los ineptos en situaciones como esta y en otras.