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Niños y pantallas

Antes cuando era niño y veíamos televisión o trabajabamos en la computadora en un monitor caja, cubo o cuadrado, era habitual que nuestros padres o encargados nuestros nos llamen la atención por estar mucho tiempo frente a esa “caja boba”. Ella nos robaba tiempo para estar leyendo, corriendo o haciendo tareas importantes para nosotros a una edad en la que es habitual nos dejamos seducir, encandilar o hipnotizar por lo visual, cuando la vida se trata  hoy de mucho más que de cómo uno luzca o se vea algún producto u oferta de lo que sea.

Ahora se habla mucho de la pantalla, “espejo negro” o lo que todos; niños, jovenes. adultos y en ocasiones hasta animales estamos observando.

El uso excesivo de pantallas puede tener efectos negativos en la salud, tanto física cómo mental, podemos experimentar:

  • Problemas de sueño: el uso de pantallas puede afectar los ritmos circadianos y causar trastornos del sueño.
  • Obesidad: el uso excesivo de pantallas puede provocar aumento de peso y obesidad.
  • Problemas de cuello y espalda: el uso de pantallas puede causar dolor cervical y dorsal, ya que se adoptan posturas estáticas y repetitivas.
  • Fatiga visual: la exposición a pantallas puede causar fatiga visual, que se caracteriza por visión borrosa, ojos secos, ardor o lagrimeo.
  • Problemas de aprendizaje: en los niños, el uso excesivo de pantallas puede retrasar el desarrollo del lenguaje y cognitivo, lo que puede afectar su rendimiento escolar
  • Problemas emocionales: el uso excesivo de pantallas puede causar depresión, ansiedad y problemas de autoestima.

Buscando limitar los tiempos

En algunos países cómo Suecia plantean que el niño no debe tener tiempo frente a las pantallas. La intención del país escandinavo es reducir las distracciones, fomentar un desarrollo saludable y ayudar a preservar la inocencia de la infancia. Internet es una plataforma o avenida por la que pasan muchos vehículos, personas, ideas, imágenes, video, audio y textos que pueden afectar la mente ni niños suecos cómo de todo el mundo 

Las autoridades suecas de salud pública recomendaron esta semana que los niños menores de 2 años no utilicen ningún medio digital, mientras padres, pediatras y gobiernos luchan por responder a los retos del mundo actual, empapado de tecnología, pantallas y dispositivos que necesiten de nuestra vista, oídos y tacto para hacerlos funcionales a lo que pretendamos hacer con las herramientas. Las mismas, que sirven para comunicarnos entre personas, registrar momentos, personas o lo que creamos oportuno en imágenes, video o audio, navegar en la red para informarnos, conocer y aprender lo que queramos de lugares, personas o lo que nos llame la atención.

La intención de la política sueca —y de otras similares— es reducir las distracciones, fomentar un desarrollo saludable y ayudar a preservar la inocencia de la infancia que se ve amenazada por fotografías, videos, textos y formas no ubicadas de comunicar lo que precisemos. No tanto por lo que se exponga en el mundo real sino por lo que existe en el virtual, que realmente puede incidir efectivamente en el mundo que habitamos personas mayores, adultos, jóvenes y niños.

Algunos expertos se preguntan si las orientaciones —por bien intencionadas que sean— pueden ser demasiado poco realistas y  tienen muchas críticas para mantenerse.

Aprender y reproducir

Las nuevas recomendaciones suecas sobre el tiempo frente a la pantalla se dividen en cuatro categorías principales:

Duración. Nada de pantallas para los menores de 2 años, una hora como máximo para los niños de 2 a 5 años, dos horas para los niños de 6 a 12 años y tres horas para los adolescentes.

Control. Suecia recomienda seguir los límites de edad facilitados por las empresas de redes sociales y juegos, y que los padres vigilen lo que usan sus hijos.

Dormir. Nada de pantallas antes de acostarse, ni en el dormitorio. (Probablemente también sea una buena medida para los adultos, dicen los científicos del sueño).

Autorreflexión. Los padres deberían reflexionar sobre el tiempo que pasan frente a una pantalla, que puede interferir en la interacción con sus hijos y marcar una pauta para ellos.

Todo dependerá de lo que aprendan y cómo asimilen lo instruido en nuestra primera escuela que es la casa, un lugar donde no valen solo gritos, llamadas de atención, golpes o lo que sirva para detener reacciones non sanctas para sí mismos o su entorno social, sino sobre todo el ejemplo que tengan de sus referencias mayores. También nos vemos tentados casi siempre por poner dicha molesta pantalla frente a nuestros ojos para “trabajar” o “estudiar”, que en milésimas puede terminar siendo otra tarea que puede ser necesaria, más de forma natural nos distraemos observando o escuchando lo que al distraernos nos empieza a robar el tiempo y la oportunidad para sacar provecho del estar “conectados”. Interesante lo de Suecia.

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