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Ni chicha ni limonada

La prestigiosa revista británica “The Economist” saca cada año un ranking de las democracias en el mundo y esta vez nos rebajó la nota a los paraguayos pasando de tener una defectuosa a una híbrida. La palabra democracia tiene su origen etimológico del latín tardío democratĭa, y este del griego δημοκρατία dēmokratía)​ es una manera de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía.

Lo que es justo decir que es un gobierno para todos del todo sin delegar responsabilidades a nadie más que a nosotros los ciudadanos debe ser la manera de consolidarla y mejorarla. Hace más de 30 años tuvo su épica o logró cambiar un sistema político autoritario que no construyó sino destruyó vidas, ideas y proyectos que sólo en libertad son posibles lograr.

Ahora una generación después, no hemos podido consolidar el espíritu de una democracia basada en la integración de la ciudadanía que aporte ideas de cómo hacer o qué hacer para vivir mejor haciendo que la participación colectiva nos lleve a mejores horizontes y elija a mejores mandatarios si la actual población no toma en serio lo que pasa
Pérdida de entusiasmo
Así cómo somos buenos y rápidos para etiquetar a las cosas, gente, objetos o lugares con marcantes o apodos podemos decir que tenemos una democracia kachiain. En este momento en el que una generación nueva es mayoría en el país debemos tomar en serio nuestro trabajo y responsabilidad cómo ciudadanos. Organizarnos, interactuar y hacer lo que se esperó y espera del demos con su cracia que es mucho más que el votar en elecciones o hacer ruido por un partido político que a su vez cómo el mismo sistema va perdiendo fuerza porque tienen el mismo sentido apático entre los miembros que lo integran. Hoy no tenemos intereses o motivaciones colectivas y hemos entrado en un desgano generalizado.

La democracia no es un gobierno que elegimos cada 5 años sino un estilo y modo de vivir y actuar que va más allá de lo que establecen sus referencias en el funcionamiento de la política. Es una que demanda por los hechos registrados desde 1989 nuevas personas, ideas, experiencias y conocimiento para hacer que la democracia sea mucho más que una bandera o logotipo que de manera superficial la tenemos hasta ahora.

Por esto, cómo parte de una generación que mientras se duerme o está cómoda mirando sus pantallas y muda y aislada en su mundo, hace que su país también se duerma y apague la luz que una vez la democracia trajo y nos iluminó y ahora seguimos en democracia viviendo en la penumbra. Hoy no somos ni chicha ni limonada. Ni democracia ni autoritarismo pero muy carca de caer en esto último. Cuidado.

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