Me despierto, voy al baño, me lavo la cara, luego me hago de mi teléfono y me dirijo al comedor para desayunar, donde lo único que debe concentrarme es mi comida y si tengo la oportunidad de estar con una persona en la mesa, hablar con la misma, aprender o informarme de algo relevante.
Se dió lo último, escuche un nombre y una triste condición que han vivido algunas personas en su vida, que es el estar náufrago o haber sufrido un naufragio que consiste en quedar en hundimiento, destrucción o pérdida de una embarcación que se encontraba navegando.
La historia del australiano Tim Shaddock, un marinero que sobrevivió tres meses a la deriva frente a México en tierra firme es uno de los tantos casos. Este se salvó luego de estar a la deriva por mas de 90 dias. Era un hombre cansado del traje y la corbata que se hizo al mar para vivir una experiencia alucinante.
El australiano que fue rescatado por un barco atunero mexicano después de estar a la deriva en el mar con su perro dijo que está agradecido de estar vivo después de pisar tierra firme por primera vez desde que comenzó su terrible experiencia.
Somos todos náufragos?
Este acontecimiento me llevó a emular dicha experiencia en lo que significa para algunas personas no quedar tres meses navegando en internet que es cómo un océano de grande esperando respuesta de alguien las vacías redes sociales algún “me gusta”, comentario o respuesta a algo publicado así cómo lo estaba haciendo Shaddock junto a su mascota por más de dos meses en aguas del océano pacifico.
Ese oceánico tiene una dimensión de 165,2 millones de km² y que no podemos compararlo con internet que puede ser más pequeño o grande más el hecho de estar frente a una pantalla esperando la respuesta de un seguidor, “amigo”, suscriptor o persona que tenga una imagen o nombre del otro lado que a veces ni podemos estar seguros que se trata de un ser humano cómo nosotros que se justifica, hace y satisface si es escuchado y tiene un contertulio real o virtual que lo lea, escuche y responda una consulta. Muchas veces ni es eso lo que buscamos, solo un pulgar arriba que nos haga entender que hemos sido leídos y que nuestras letras arribaron a buen puerto.
Con el océano llamado internet el naufragio uade darse en cualquier lugar o momento si creemos mucho en la virtualidad y esperamos de ella lo único que es posible cerrarlo o concretarlo en tierra firme y no naufragando en las aguas que pueden o no llevarnos a algún sitio seguro o dejarnos en la triste experiencia de naufragar solos esperando un pulgar arriba o notificaciones que despierten nuestras hormonas de felicidad, fugazmente haciéndonos creer que importamos para ese alguien que de nuevo quizá no exista cómo el gesto enviado con un emoticono.
Somos como el australiano en la vida real todos los días?