Las huelgas y manifestaciones son características centrales de cualquier democracia; son formas cutáneas en que expresamos algo que no anda bien en los órganos interiores. El cierre de rutas ha sido bastante prolongado y ha afectado profundamente el libre tránsito de las personas consagrado en la Constitución Nacional, eso, además de los hechos o de pérdidas económicas gravísimas y también el impedimento para trasladarse de manera absolutamente constitucional por nuestras rutas.
A pesar de lo que dicen -que los transportistas están jugando para los intereses de todos- la gran pregunta es ¿si ellos son contratados por empresas para que lleven sus productos, la negociación tendrían que hacerla con esas empresas? que imagino, incrementarán los precios de sus productos para cubrir las demandas del incremento de combustible. Y es aquí donde comienza de nuevo a pensarse qué hay detrás de todos ellos. Está un Gobierno, un grupo político que quiere desestabilizar el país, está un verdadero interés para con los intereses ciudadanos, o si todo eso hace parte del nacimiento en algún movimiento político nuevo que quiera llamar la atención de estar en favor de los intereses de la gente cerrando rutas y caminos.
Esta es una cuestión central en nuestra democracia, todo derecho termina donde comienza el derecho de otro, las libertades son también iguales, no hay libertades absolutas ni tampoco restricciones absolutas. Hay que recuperar la sensatez de esto y saber qué hay detrás de estos movimientos que, desde hace una semana están trancando el libre movimiento de las personas consagrado en nuestra constitución nacional.