En la actualidad, a cuántos jóvenes hemos escuchado decir: “Me quiero ir del país”, desilusionados de su país, de las autoridades de turno, ante los hechos de corrupción, y con falta de oportunidades expresan un sentimiento de incertidumbre, de desmotivación ante la situación de crisis económica y política que es una amenaza para el futuro de los jóvenes.
Las nuevas generaciones abrieron su mente, sus proyectos son ambiciosos, sinceros, tanto que sus expectativas han cambiado considerablemente. En tiempos pasados, el sueño de la juventud consistía en estudiar, obtener su título de carrera profesional, casarse, comprarse su primer autito, comprarse un terreno, y construir su casa. Notablemente hoy los escuchamos opinar, lo primero que expresan es la idea de irse del país. Existe un alto desempleo de jóvenes, no tienen acceso ni la posibilidad de poder costear sus estudios universitarios, no tienen la posibilidad de adquirir su primer autito, no desean tener un compromiso formal de pareja, y es imposible que puedan proyectarse a comprar aunque sea un departamento.
Optan por ir al extranjero en busca de crecimiento, de oportunidades, de realización personal , de viajar y de disfrutar de la vida. Vemos como ha cambiado el pensamiento de los jóvenes de formar una familia, en especial las jóvenes mujeres, son más responsables y deciden por ellas mismas cuando serán madres. Desaprendiendo, ciertas creencias y culturas pasadas, adquieren su propio estilo, comportamiento, gustos, lenguajes, son más analíticos, cuestionadores de la sociedad.
Hoy, nuestros jóvenes no son atendidos y reconocidos por el estado, no existe una orientación, una esperanza motivadora de retenerlos en su país, no existe un plan de seguridad social, que puedan proyectarse en el tiempo para obtener una jubilación. Escasean las oportunidades educacionales y laborales. Los vicios se aprovechan de esta problemática.
Los que pueden se van y abandonan nuestro país, los que no tienen la posibilidad de irse, quedan en el olvido y siguen sufriendo el abandono, ¿Dónde quedan sus sueños?