El viajar es una acción natural del ser vivo sin importar su género, tendencia política, condición de vida y edad. Ahora es noticia que un par de mujeres harán nada más y nada menos que un viaje alrededor del mundo sin tener en cuenta su edad que es mayor de 80 años. Tiempo de vida que para alguno es suficiente para jubilarse de sus tareas habituales y las actividades orgánicas de todos siempre cómo el viajar.
Su proyecto se titula “La vuelta al mundo en 80 días: a los 81 y todavía viajando”. Se trata de Hamby, de 81 años, y Hazelip, de 82. Sus viajes a principios de este año las llevaron desde las gélidas costas de la Antártida hasta la majestuosidad rocosa del Gran Cañón y acumularon más de un millón de me gusta de miles de seguidores por el camino. “No nos lo esperábamos en absoluto”, afirmó Hamby. Las mujeres se cruzaron por primera vez a finales de sus 50 años en una misión médica cristiana en Zambia.
Lo que ya es una muestra de la afinidad que tenían en relación a las travesías. Hamby, fotógrafa documentalista, era la directora y Hazelip, viuda reciente, el esposo de Hamby también murió, de manera inesperada. Las dos son de origen estadounidense, país donde es común ver y tener conocidos que se encuentran moviéndose con frecuencia de un Estado a otro, haciendo del ejercicio del viaje algo natural para la población americana.
“La gente no paraba de decir que éramos una inspiración, una inspiración para una buena amistad, una inspiración para salir y hacer cosas”, dice Hamby. Toda la experiencia “ha cambiado nuestra vida, sin duda”. Y no van a parar. Una expresión que espero motive a más personas mayores de edad a animarse a viajar con cuidado, curiosidad y ganas de seguir aprendiendo y conociendo lugares sin darle mucha importancia a su edad.
Mantener el optimismo
Cómo dice mi abuela de 89 años; “Iñaki, viejos son los trapos!” y es una luz de inspiración para seguir con vida, viajandola en paz, calma y ganas de seguir conociendo y aprendiendo de todos los rincones de un mundo que tiene demasiado para conocer y aprender para muchas vidas con ganas de continuar conociendo que nunca tiene un límite cómo los discos duros informáticos donde no podemos guardar ni un cuarto de lo que puede albergar nuestra mente siempre, desde que nacemos hasta morir tenemos una mente capaz de educar y educarse y todo está en el espíritu y voluntad de cada uno para animarse a subir a un avión,, bus o barco y viajar.
Lo más importante en la vida de los pasajeros que pueden ser niños, jóvenes o abuelos que con cuidado pueden llegar muy lejos en sus ciudades, países, continentes y en algunos casos hasta el mundo cómo es el de la historia del par de amigas octogenarias, que pueden tener sus complicaciones de salud,más aún así no se cansan de práctica lo más natural para todos los humanos del mundo que es el viajar.