Estos tiempos en los que cambian los canales de comunicación, el vocabulario, la forma de lucir, relaciones humanas, formas de trabajo, también mutan las mascotas, las que antes eran de abundante o poco pelaje, orejas grandes o pequeñas, hocico a veces ruidoso y hambriento a lo que encuentre por el camino. Estas criaturas que cuidamos y hacemos parte de nuestro hogar y familia se han tergiversado por máquinas o mascotas digitales hechas de plástico, aluminio y lo que conocemos tienen los dispositivos que usamos para trabajar, estudiar o entretenernos.
Prepárese para tener o ver dentro de poco mascotas robots. Las mismas se perfilan como una parte integral de nuestro futuro cercano. Una vez se ha preguntado cómo serán estos compañeros artificiales dentro de medio siglo?.
La relación entre humanos y mascotas ha sido una constante a lo largo de la historia, ofreciendo compañía, apoyo emocional y, en algunos casos, utilidad práctica. Sin embargo, en la era de la inteligencia artificial y la robótica avanzada, esta relación está destinada a transformarse de maneras que apenas empezamos a comprender.
Un cambio de paradigmas
Las mascotas robot están empezando a formar parte de nuestros hogares y vidas para acompañarnos, servirnos, hacernos compañía o existir cómo las tengamos. Ahora podemos saber que a los robots no les importaría ser gritado, golpeado o estar con hambre o necesidad de afecto y/o atención. Cosa que para algunas personas resulta molestoso e incomodo tener que sonreír, acariciar y hacer sentir feliz y cómoda a su mascota.
Hoy día están en producción además de teléfonos, vehículos eléctricos, notebooks y todo lo que usemos en casa, oficina o donde sea porque, también algo de este tiempo; llevar con nosotros las oficinas, aulas o tareas pendientes para empezar o continuar tareas laborales o académicas por lo fugaces que son las ideas y la poca memoria que tenemos para retener pensamientos.
Ahora al tener a una computadora de 4 patas a nuestro lado podamos guardar en la misma las reflexiones que hagamos de algo en particular.
Lanzado por primera vez en 1999, el Aibo de Sony marcó un hito en la historia de las mascotas robot. Aunque sus capacidades eran limitadas en comparación con los estándares actuales, ofrecía una interacción básica y movimientos autónomos que capturaron la imaginación del público.
Por otro lado tenemos al Furby. Introducido en 1998, Furby fue otro pionero en el campo de las mascotas electrónicas. Aunque no era un robot en sentido estricto.
Por último no podemos dejar de mencionar al Tamagotchi, un dispositivo de mano que simulaba el cuidado de una mascota virtual, o al Poo-Ch, un perro robot lanzado por Sega Toys en 2000, que podía realizar trucos simples.
El caso es que la incorporación de algoritmos de aprendizaje automático ha permitido a las mascotas robot desarrollar comportamientos más complejos y personalizados y es así una manera de indicar los avances de la inteligencia artificial IA también existente en el “mejor amigo del hombre”.
Los avances en sensores de movimiento, tacto y reconocimiento de voz han hecho que las mascotas robot sean más conscientes de su entorno, permitiéndoles navegar de manera más efectiva y responder a estímulos de manera más precisa.