Una guerra sudamericana tuvo lugar en Argentina en 1982 e involucró al vecino país e Inglaterra por tener soberanía de un espacio geográfico donde lo más común todo el año son las bajas temperaturas todo el año. La guerra de Falklands o Malvinas puede ser usada para o reflexionar en por qué, para qué o cómo destruir o construir algo sin dar mucha importancia al clima que se tenga cómo es el que existe en el sur argentino o en el verano inglés y europeo ahora.
El primer ministro del Reino Unido Rishi Sunak crítica a la UE por llamar a las Islas Malvinas cuando pensábamos que este conflicto ya había quedado sepultado en el ayer. Hoy resucita afortunadamente no haciendo uso de armas militares entre personas más si de códigos e ideas que podrían despertar tristes recuerdos de pérdidas humanas, que según registros fue de 649 argentinos y 255 británicos muertos.
Sunak ha criticado a la UE por su «lamentable elección de palabras» después de que pareció respaldar el nombre que Argentina usa para las Malvinas.
Una confrontación semántica
Los diplomáticos del Reino Unido han estado pidiendo a la UE que «aclare» su posición, mientras que Buenos Aires celebró un «triunfo diplomático» después de que se acordó la declaración en una reunión de líderes de la UE con sus homólogos del bloque Celac de América Latina y el Caribe el martes pasado,
La pregunta es por cuánto tiempo justifica tener vivo recuerdos de tristes errores humanos en nuestra historia, lo de ayer ya pasó y no hay forma de volver atrás, resucitar a muertos o construir relaciones haciendo referencias a lo que haya pasado entre personas o países. Vínculos que pueden servir para el bien común de las partes si existen alternativas y normas bien planteadas para llevar adelante cualquier tipo de iniciativa que sirva para el bien común.
Ya debemos dejar de tener la palabra guerra cómo opción y entender que lo bueno o malo que existió y tuvo su fin cómo la guerra de las Malvinas, Triple Alianza o Guerra del Chaco entre vecinos sudamericanos, no sirve estar siempre recordando para dejar de lado al argentino, brasileño o boliviano a lo que juntos podamos pensar y hacer para el bien de los que seamos sudamericanos.
Entender sobre todo que no vale la pena estar mirando a lo que hayan sido los dilemas del ayer para destruir el hoy que es uno global y en el que las geografías, distancias y diferencias de cualquier tipo deben dejar de separarnos y aprender y unirnos entre la población de hoy y el presente dejando de lado el pasado que ya está muerto y nunca más será real a no ser que nuestras emociones nos jueguen una mala pasada.
Ni es es bueno que dejemos que ella actúe sobre la razón, eliminando así posibilidades de unir y erigir proyectos comunes sirvan para que con la paz avancemos a buenos puertos para todos siempre.