@peztresojos – Emprendedor y Comunicador Social
Esta Era de la Infoxicación desafía varios modelos milenarios y busca reavivar debates que ya se consideraban “letra muerta”, como los adeptos al terraplanismo que aseguran que vivimos en una tierra plana y que los intereses de las personas más poderosas del mundo se encuentran centrados en esconder esta verdad y otras.
Existe más información y desinformación disponible que nunca antes en la historia, mucha más de la que podemos digerir, lo que hace que, como seres de adaptación, transformemos nuestra conducta y nuestra manera de comportarnos con respecto a diferentes acciones.
Al momento de hablar de política, la información parcial o completa sobre nuestros candidatos, los partidos políticos o la política por debajo de la mesa ya no conecta con nuestra razón, conectamos con las emociones que nos transmiten los mensajes políticos, con la indignación, el orgullo, la sobreexaltación, sin comprender lo peligroso que puede resultar para la democracia.
Los partidos políticos no pueden ignorar esto o, mejor dicho, los que no han ignorado las emociones del electorado son los que se han perpetuado gracias a comprender como funcionan las emociones humanas por encima de la racionalidad. En los debates siempre lleva la conversación el populista y el experto simplemente es catalogado como el aburrido o “sin emociones”, como sucede cuando parlamentarios presentan proyectos que no tienen ningún tipo de aplicabilidad o que bien saben que no van a recibir votos suficientes. Entonces ¿para qué redactan estos proyectos que saben que morirán sobre tablas, o ni siquiera llegarán a debatirse? Por algo que es políticamente brillante: permanecer conectados con las emociones de los electores, hacer sentir en lugar de hacer pensar a las personas, porque no desprecian el manejo de las emociones en lo que es el juego político y la comunicación política, donde no solamente tenemos personas perpetuadas en el poder por los ya conocidos males de siempre, sino porque ellos, sus partidos, sus campañas han sabido utilizar, mejor que otros, las emociones del electorado.
