Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Uno de los grandes retos como sociedad es enfrentar a la corrupción, un verdadero cáncer, una verdadera epidemia en torno a la administración del dinero público, y ahora tenemos de nuevo una grande prueba en torno a cómo manejamos los recursos que fueron destinados para luchar contra la pandemia, tanto en áreas sociales, como económicas, financieras y de salud. La compra de medicamentos e insumos médicos dispara la codicia de los que habitualmente rodean este tipo de negocios. El Estado paraguayo compra generalmente alrededor de US$ 4.000 millones anuales en bienes y servicios, una cantidad que no ha podido hasta ahora enfrentar con éxito la voracidad de quienes participan de estos negocios ni la Contraloría, ni la fiscalía, ni el estamento de justicia en su conjunto.
La mayoría de las fortunas en gobiernos que luchan por alcanzar el poder no tiene que ver que sean coherentes con los ideales de los partidos, sino con los grupos que le han llevado al poder a un grupo determinado para que desde ahí sigan esquilmando las arcas públicas. Hay que perseguir de manera clara y contundente, esta también es una oportunidad para exhibir quienes son aquellos que siguen fungiendo, incluso con un rostro seráfico de que representan lo mejor de la sociedad paraguaya, cuando en realidad constituyen el lado más oscuro y siniestro aún en tiempos de pandemia: los ladrones de las arcas públicas.
