Esta frase típica de la jerga deportiva uruguaya hace referencia a que el que no está jugando no puede criticar, o bien, que no tiene relevancia lo que opina.
Iniciaron los tan esperados Juegos Olímpicos y Paraguay está muy bien representado en varias categorías, varios veteranos y muchos novatos, algunos de ellos, menores de edad.
El deporte profesional requiere una disciplina que conlleva innumerables sacrificios, horas y horas de entrenamiento, desgaste, lesiones, no tener tiempo para otras cosas “propias” de la edad y la dificultad extra que tiene desarrollarse profesionalmente en un país con casi nulo apoyo a los atletas, con poca infraestructura y que encima, las redes se llenan de comentarios de personas que no han hecho nada por fortalecer la estructura deportiva de nuestro país.
Una persona que ha tenido una disciplina extrema al menos unos meses en su vida, como un ingreso a la universidad, estudiar para postular a una beca o bien, entrenar de manera competitiva un deporte, va a empatizar y comprender todo el esfuerzo que abarca llegar a unos Juegos Olímpicos, o como dice el atleta Usain Bolt: “Entrenar todos los días durante cuatro años, para correr menos de 10 segundos”.
Por otro lado, si tuviéramos la capacidad de criticar a los políticos de la manera en que exigimos a nuestros atletas, la historia quizás sería otra. Criticar a una niña de 17 años que ha pasado gran parte de su vida en una piscina y que orgullosa ha llegado más lejos que el 99% de las personas que estamos leyendo esto en materia deportiva, no tiene ningún sentido y solamente habla de la llanura mental y emocional de las personas.
Mis felicitaciones a todos los atletas olímpicos paraguayos en Tokio y también a los que no llegaron, solamente ustedes saben lo difícil que es ser atleta en un país que no visibiliza ni destaca la importancia de fomentar el deporte. Sea cual sea el resultado, son unos campeones