Las redes sociales, que ya conocemos hay muchas están abiertas para que todo ser vivo con la capacidad de administrar una cuenta con responsabilidad y seriedad pueda tener un perfil y publicar en el mismo lo que pueda interesar a sus “amigos”, seguidores, suscriptores. Hay muchos propietarios que abren las cuentas por caprichos particulares, vanidad y no porque son realmente de interés público lo que sea que se publique. Un personaje de la política que se destacó en el uso de las redes fue el expresidente estadounidense Donald Trump quien fue censurado por varias redes por su lenguaje procaz y violento y también por sus acciones.
Trump ha hecho de estas plataformas su vomitorio particular, soltando allí sus ideas provocativas y en algunos casos ofensivas para sectores que se sintieron identificados con sus posteos. Razón por la que llegó hasta el límite de una de ellas, Facebook, que decide cortar su cuenta porque según esta red ya se extralimitó en su actitud cívica al haber tenido simpatizantes que invadieron el capitolio en enero del 2021, destruyendo propiedad pública de lo que lo acusan de instigador.
Ahora resulta que podrá volver a Facebook, esto luego de que Trump haya reaccionado a esta suspensión con el batallón de lobistas y abogados que lo asisten, Los usuarios de esta red social solo esperamos ver que no vuelva a usar su Facebook incitando a la violencia u odio a nadie o nada, teniendo en cuenta las consecuencias que sus actos tuvieron a nivel local e internacional.
Libertades limitadas
Que sea lo que sea sus publicaciones son públicas y todos en los EE.UU cómo hasta en el mundo lo podemos y queremos ver si nos entra el deseo de saber “que es lo que piensa” el ex presidente pero de ahí que lo convierta en un espacio de odio hay una gran distancia.
Meta anunció el miércoles 25 de enero que, en las próximas semanas, «acabaría con la suspensión». Hecho que es suficiente para saber que no todo en la red es o debería ser considerado como libertad cuando en realidad es libertinaje y actuar con responsabilidad es inherente a la condición de ser libre.
No hay excepciones para nadie en particular; presidentes, monarcas, empresarios o cualquier persona con título académico, político o deportivo elevado o importante están bajo la mira del mundo que es y debe ser nuestra referencia para hacer publicaciones que notemos hayan tenido tiempo para su creación y que no terminen siendo flatos mentales.
Hay que entender estos canales como una dimensión de la libertad de expresión y por lo tanto sujeta a restricciones en relación a las libertades de otros.
Esperemos que Trump haya aprendido la lección y otros como él.