Foto: El Independiente
Los temas que tienen que ver con la compra de votos han sido siempre muy frecuentes en el país. Mucha gente se vende porque no tiene ningún nivel de confianza hacia los políticos, porque creen que es la única oportunidad que tienen para que éstos les retribuyan algo luego de tantos años y tantas décadas de mentira.
Hay otros que afirman que se debe fundamentalmente a la falta de raciocinio, de juicio crítico, de educación, de preparación del elector que lleva a que no les interese nada el alquilar, vender o transar con su documento de identidad del día de los comicios.
El Paraguay necesita de una educación realmente orientada a hacer que lo cívico, lo que realmente importa, sea lo más trascendente y no la movilización física, el traslado hacia un lugar a otro.
Los transportistas del servicio público también son quienes movilizan una cantidad importante y, en base a esa relación, después exigen una serie de ventajas que van en detrimento del elector, del ciudadano, del contribuyente.
Es la hora de cambiar la ecuación. Ya hemos visto el escaso elemento favorable para el desarrollo de carácter personal, grupal y nacional que tiene el vender, alquilar o permutar los votos en el día de los comicios