Vivimos en un país en el cual el 27% de la población se encuentra bajo la línea de la pobreza, Paraguay es uno de los países más desiguales de la región y donde abunda la corrupción y la impunidad. Estamos a un paso de las elecciones municipales, previstas para el 10 de octubre, que significa que la ciudadanía tendrá la posibilidad de elegir a sus nuevas autoridades.
Esta es una fecha clave, en la cual los electores tendrán la enorme responsabilidad de elegir a las personas que definirán el rumbo en sus comunidades.
El politólogo y sociólogo italiano Giovanni Sartori había dicho que unas elecciones también pueden matar una democracia. ¿Cómo? Eligiendo mal a las autoridades, que podrían llevar el país a un peor escenario, comiendo el dinero público, asumiendo actitudes totalitarias o dictatoriales, marginando a la ciudadanía, que son actitudes totalmente antidemocráticas. Es por eso que es enorme la responsabilidad de los electores.
Según datos de la Justicia Electoral, el 20% de los electores habilitados para los comicios del 2021 son jóvenes de entre 18 a 24 años, pero hay una particularidad, esta franja etaria no quiere saber nada de la política, la vincula con la corrupción y con cuestiones turbias, y con justa razón.
Pero si esta población electoral votara, podría marcar la diferencia en la balanza electoral. Podría combatir con mayor fuerza las estructuras, que nos tienen hartos de los robos y saqueos. El voto es un derecho y una obligación, eso implica que el ciudadano debería participar de los comicios votando con criterio político y dejando atrás a los corruptos, inoperantes y mediocres, que han desangrado al estado.
Cierro este pequeño comentario con una frase de uno de mis politólogos favoritos, Sartori, que en su obra Homo Videns decía que “saber de política es importante, aunque a muchos no les importe, porque la política condiciona toda nuestra vida y nuestra convivencia”
